Reflexiones Sobre
La Muerte
Este artículo fue escrito originalmente
para un familiar cercano que fue diagnosticado con un cáncer terminal. |
Su
Certeza
Hay pocas
cosas que son absolutamente seguras en la vida, pero la muerte es una de ellas.
Puedes contar con ella. [Nota #1: La Biblia menciona
algunas excepciones inusuales a la certeza de la muerte física, tales como Enoc
y Elías. También se nos dice que toda una generación de creyentes no
experimentarán la muerte física (1 Corintios 15:51-52), lo que ciertamente es un
gran misterio. Pero estas raras excepciones solo
confirman la regla]. Todos tienen una fecha de nacimiento y todos
tendrán una fecha de defunción. Los incontables cementerios que nos rodean dan
testimonio de este hecho indiscutible. Algunos de nuestros amigos y familiares
ya han muerto y otros les seguirán. El día de nuestra muerte se acerca—lo único
incierto es la fecha. Pero todos sabemos que ninguno de nosotros vivirá para
ver nuestro cumpleaños número 150—podemos estar bastante seguros de eso.
En un
cementerio indio hay una lápida que dice estas palabras:
Detente, extranjero, que pasas
Tal como tú eres ahora—yo fui una vez;
Tal como yo soy ahora, tú pronto serás;
Prepárate para la muerte y sígueme.
Su
Temor
La muerte
es el rey de los temores (Hebreos 2:14-15).
Hay muchas fobias que esclavizan al hombre, pero ninguna es mayor que el temor
a la muerte. Pensar en la muerte es tan desagradable, que constantemente tratamos
de ahuyentar esas ideas de nuestra mente. Estamos camino a la tumba y pronto
estaremos allí, pero no queremos ni pensar en eso, mucho menos prepararnos para
eso.
Enfrentar
lo Inevitable
“Está
establecido para los hombres que mueran una vez” (Hebreos 9:27). Hacemos una
cita con el médico o con el dentista y luego podemos acudir o no acudir a esa
cita. Pero todos tenemos una cita con la muerte y no hay manera de eludir esa
cita. La asistente del médico a menudo nos entrega una tarjeta con la anotación
de la próxima cita. Nuestra cita con la muerte es diferente. Sabemos que
tenemos una cita pero, en la mayoría de los casos, desconocemos el día y la
hora de esa cita. En algunos casos, como una enfermedad terminal, la persona
puede saber que el momento de la cita se acerca. En otros casos no hay tal
advertencia. El 11 de Septiembre de 2001 miles fueron a trabajar como todos los
días a las torres del World Trade Center. Nunca pensaron que ése sería su
último día en la tierra. Lo mismo puede decirse de las víctimas de la inundación
de Johnstown (PA) en 1889 o las víctimas del Titanic (murieron 1525 personas).
Para algunos, la muerte puede llegar inesperadamente.
¿Puede
una Persona Prepararse
Para
ese Encuentro?
Lo primero
que se debe hacer es sencillamente enfrentar lo inevitable. Intelectualmente
sabemos que vamos a morir y si nos preguntaran al respecto, contestaríamos
rápidamente, “Por supuesto que voy a morir. Eso le sucede a todos.” Pero
nuestra mente juega con nosotros y más de una vez pensamos cosas como estas: “Eso
nunca me sucederá a mí. Le sucede a otros todo el tiempo, pero no me sucederá a
mí.” Negamos lo que intelectualmente sabemos que es verdad, porque
sencillamente no queremos enfrentar la temible realidad de la muerte.
Recuerdo
la primera vez que comencé a darme cuenta realmente de que yo iba a morir (aunque
intelectualmente yo sabía esto por muchos años). Cuando realmente me impactó, el
terror se apoderó de mí. Yo estaba en la peluquería esperando que me cortaran
el pelo. Yo estaba en la escuela de segunda enseñanza en aquel tiempo, en West
Hartford, Connecticut. En vez de leer una revista, por alguna extraña razón
comencé a pensar en otras cosas. Repentinamente me golpeó la realidad de la
muerte y casi podía sentir como la adrenalina recorría mi cuerpo. Yo,
George
Zeller, voy a morir. Nunca en mi vida había estado tan asustado. Yo
realmente disfrutaba de la vida y el pensamiento de no vivir me aterrorizó por esos
breves momentos. Luego traté de no pensar más en eso, pero cada cierto tiempo
ese pensamiento volvía a mí, pero nunca con la misma intensidad de aquel día.
Mi peluquero seguramente se asombró al verme tan pálido.
¿Qué
le Sucede a la Persona?
¿Qué me
sucederá efectivamente cuando muera? Cuando la gente muere, no regresa para
contarnos sus experiencias. [Nota #2: Las experiencias
cercanas a la muerte son solo eso. La persona estaba cerca de morir, pero no
había muerto realmente. Si la persona hubiese muerto realmente, no volvería. De
modo que las experiencias cercanas a la muerte, aunque fascinantes, no nos ayudan a entender lo que sucede DESPUÉS DE LA MUERTE.]
Una persona puede saber con certeza lo que sucederá después de la muerte, pero
dejemos eso para más adelante.
Básicamente
hay tres posibilidades: 1) No sucede nada. La persona simplemente deja de
existir. 2) Después que la persona muere, regresa a la tierra, quizás en otra
forma (¿Como otra persona? ¿Cómo un animal? ¿Cómo una planta?). 3) Hay una vida
más allá. Es decir, hay existencia más allá de la tumba. La persona no llega a
su fin, sino llega a otro lugar. Consideremos las dos primeras posibilidades:
1)
Materialismo
¿Qué
sucede en la muerte? La primera posibilidad es que no sucede absolutamente nada.
La persona sencillamente deja de existir (en lo que a existencia consciente se
refiere).
Esta
visión, que muchos sostienen hoy, se basa en la filosofía del materialismo.
Esta teoría dice que la materia física es la única realidad y que todo lo que
es y los procesos y los fenómenos se pueden explicar como manifestaciones o
resultados de la materia. En otras palabras, los que sostiene esta visión
enseñan que lo único que importa es la materia. Esta es la teoría que sirve de fundamento a movimientos
tales como el comunismo y la evolución. [Nota #3: El
comunismo, en su creencia central, es ateo. Puesto que
el comunismo niega a Dios, también tienen que negar que haya un Creador. Si
nunca nada ha sido creado, entonces la materia tiene que ser eterna. La Biblia
enseña que Dios es eterno, no la materia, (Salmo 90:2) y que la materia fue
creada durante los seis días de la creación (Génesis 1).]
De acuerdo
con el materialismo, el hombre no es más que un cuerpo. No hay tal cosa como un
alma o un espíritu. El hombre no es más que huesos, sangre, cerebro, etc. El
hombre no es más que una colección de átomos y moléculas y productos químicos.
Puesto que el hombre es solo un cuerpo y nada más, cuando el cuerpo muere, eso
sería. La persona deja de tener una existencia consciente más allá de la tumba,
aunque los átomos y las moléculas que formaban a la persona continuarán
existiendo cuando el cuerpo vuelve al polvo, etc. [Nota
#4: De acuerdo con la primera ley de la
termodinámica, la energía (materia) no puede ser creada ni destruida. Después
de la muerte, el cuerpo físico del hombre seguirá existiendo de una forma u
otra]. Los que sostienen esta visión creen que con la muerte termina todo. No hay esperanza de una existencia
consciente más allá de la tumba. Esta vida es todo lo que hay.
Esta era más
o menos la visión que yo tenía en el tiempo en que estaba aterrorizado con la
idea de la muerte en la peluquería. Aunque había sido criado en un ambiente
religioso y me habían enseñado algunas cosas acerca del cielo y de la vida más
allá, yo pensaba que, en cierto modo, la muerte acaba con todo. Hay muchas
personas hoy que piensan lo mismo. [Nota #5: El Señor
Jesús aclaró para siempre la pregunta si acaso el hombre es solo un cuerpo y
nada más. En Mateo 10:28 ÉL dijo, “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas
el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el
cuerpo en el infierno.” De acuerdo con esta declaración, hay en el hombre una
parte no-física, no-material que sobrevive la tumba (“el alma”) y también hay una
vida después de la muerte (“en el infierno”).]
2)
Reencarnación
Cuando
hablamos de “encarnación” nos referimos al tiempo en que Dios vino en carne
humana: “el Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). El
término “reencarnación” se refiere a volver en la carne o a regresar en la
carne. Se refiere al renacimiento del ama en un nuevo cuerpo o en una nueva
forma de vida (¿Quizás como un animal?). Esta teoría implica que podríamos
haber tenido una vida anterior en la tierra (quizás yo fui una vez Atila el
Huno o Thomas Jefferson o un canalla) y que probablemente tendré muchas otras
vidas en el futuro.
Los
hindúes creen que el alma pasa por muchos sucesivos renacimientos. El
renacimiento puede ser en una forma superior, es decir, como miembro de una
casta superior o dios. Sin embargo, el renacimiento puede ser en una escala
social más baja, en una casta inferior, o como un animal, puesto que la rueda
del Karma (las acciones de una vida anterior) se aplica a hombres y animales.
Los hindúes enseñan que todas las criaturas, tanto hombres como bestias, están
en su situación actual por causa de las acciones (Karma) de vidas anteriores.
La Biblia
derriba la teoría de la reencarnación de un solo plumazo: “Está establecido para los hombres
que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Si la
reencarnación fuera cierta, una persona moriría varias veces y volvería a nacer
en otras formas, pero la Biblia dice que está establecido que los hombres
mueran UNA sola vez. Después de la muerte nosotros no somos enviados de vuelta
a la tierra en otra forma. Las Escrituras enseñan que la muerte es seguida por
el juicio—cuando comparezcamos ante el Dios que nos creó.
3)
¿Hay Realmente Una Vida Más Allá?
¿Acaba la
muerte con todo o hay realmente una vida después de la tumba? Por qué no
preguntar a tu difunto abuelo o bisabuelo acerca de esta pregunta
desconcertante y ver lo que él puede decir sobre esto. Esto es exactamente el
problema. Los que mueren nunca pueden volver y contarnos sobre esto. La muerte
es una calle de una vía, un viaje si retorno.
Hay dos
grandes incógnitas en la vida, ninguna de la cuales puede ser conocida sin
ayuda externa (ayuda sobrenatural). La primera incógnita es respecto al futuro;
la segunda incógnita es respecto a la tumba y lo que hay más allá.
La gente
quisiera saber lo que traerá el futuro, pero hay una sola Persona que conoce el
futuro. En cuanto a los acontecimientos futuros, estamos totalmente en
tinieblas. Ni siquiera sabemos lo que ocurrirá dentro de algunas horas. [Nota #6: Si los psíquicos pudieran predecir realmente el
futuro, ¿por qué no dejan de trabajar e invierten en el mercado accionario o
apuestan en las carreras?] Hay una sola
Persona que sabe el fin desde el principio (ver Isaías 46:9-10). Felizmente, Él
no solo lo conoce, sino todo está bajo Su control. ÉL también nos ha revelado
algunas de las cosas que sucederán en el futuro, pero ese no es nuestro tema
por ahora. [Nota #7: Ver nuestra serie de estudios
sobre Profecía que también está disponible en nuestra página web: www.middletownbiblechurch.org]
Tal como
el futuro es desconocido para nosotros, así también hay un gran misterio sobre
lo que hay después de la tumba. ¿Cómo puede ser resuelto este misterio? ¿Cómo
podemos adquirir información veraz, fidedigna y segura sobre la vida en el más
allá? En toda la historia hay una sola Persona que ha conquistado la muerte. La
tumba ha mantenido firmemente agarrados a todos los demás, pero una Persona traspasó
esa prisión y volvió a la vida. Grandes líderes religiosos y otros hombres
importantes han sido sepultados y sus restos aún permanecen con nosotros
(aunque no son más que polvo), con una asombrosa excepción:
La
tumba de Abraham ¡ocupada!
La
tumba de Moisés ¡ocupada!
La
tumba de Confucio ¡ocupada!
La
tumba de Gautama Buda ¡ocupada!
La
tumba de Mahoma ¡ocupada!
La tumba de Jesús ¡VACÍA!
La
Singularidad de Cristo
Mientras
la mayoría de la gente usa el Nombre de Cristo solo como imprecación, hay otros
que se sienten atraídos a este Hombre por la singularidad de Su vida. Una
persona ha descrito Su vida e influencia de esta manera:
Hace casi 2000 años, en una remota
aldea, un niño nació de una humilde mujer. Creció en otra aldea donde Él
trabajó como carpintero. Cuando tenía como 30 años, ÉL enseñó y predicó.
Este Hombre nunca fue a un colegio
o seminario. ÉL nunca escribió un libro. ÉL nunca ocupó un cargo público. ÉL
nunca tuvo una familia. ÉL nunca viajó más de 200 millas de Su lugar de
nacimiento. Cuando tenía alrededor de 30 años, ÉL fue sentenciado a muerte en
la cruz entre dos malhechores. Sus ejecutores echaron suerte sobre Su única
propiedad—la túnica que había usado. Su cuerpo fue puesto en una tumba
prestada. Tres días después, este Hombre se levantó de los muertos—una prueba
viviente de que ÉL ere todo lo que ÉL había asegurado ser, el Salvador enviado
por Dios, el Hijo de Dios Encarnado.
Diecinueve siglos han transcurrido
y hoy el Señor Jesucristo resucitado es la figura central de la raza humana. Su
nacimiento divide nuestro calendario en dos épocas. Un día de cada semana es
apartado para hacer memoria de ÉL. Nuestros dos días festivos más importantes
celebran Su nacimiento y Su resurrección. La vida de este Hombre ha
proporcionado el tema para más canciones, libros, poemas y cuadros que
cualquier otra persona o evento en la historia. Miles de colegios, hospitales,
orfanatos y otras instituciones han sido fundados en honor de Aquel que dio Su
vida por nosotros. Todos los ejércitos que han marchado, todas los barcos que
han navegado, todos los gobiernos que han existido, todos los reyes que han
reinado, no han cambiado tanto el curso de la historia como esta Vida Solitaria
Única.
Consideremos
el evento más significativo en la vida de esta Persona única:
La
Resurrección de Cristo
La tumba
estaba vacía. El cuerpo sin vida del Cristo crucificado fue puesto en una tumba
nueva, una gran piedra fue rodada hasta la única entrada de la tumba, y el
sepulcro fue guardado por soldados romanos (Mateo 27:62-66). ¿Cómo explicamos
el hecho de que al tercer día esta tumba se encontró vacía? Ni siquiera el Mago
Houdini podría haber salido de ella.
La
resurrección de Cristo es uno de los eventos de la historia más sólida y
minuciosamente documentados. Hubo numerosos testigos oculares que vieron al
Cristo resucitado. Ver 1 Corintios 15:1-8 donde se da una lista de diferentes
personas que vieron vivo al Señor después de Su muerte, incluso, en una ocasión
lo vieron más de 500 personas (v.6). Si a un jurado imparcial se le presentaran
todas las evidencias, incluyendo una abundancia de testigos oculares, los
miembros del jurado se verían obligados a concluir que Cristo se levantó
nuevamente de los muertos. Los hechos del caso confirman abrumadoramente esta
conclusión.
La
resurrección de Cristo es el fundamento del Cristianismo. Si alguien pudiera
comprobar que la resurrección nunca ocurrió, eso destruiría el cristianismo y
lo haría una religión falsa y una mentira. Cualquiera que quiera considerar las
afirmaciones del Cristianismo debería comenzar con la tumba vacía. Si Cristo no
resucitó de los muertos, ¿cómo explicas la tumba vacía?
George
Lyttelton (1709-1773) era un famoso escritor y estadista inglés que vivió
durante el período en que el racionalismo, el agnosticismo y el deísmo eran muy
prominentes en la Europa occidental. Poco antes de morir, él dijo a su amigo y
biógrafo, Dr. Samuel Johnson: “Cuando salí al mundo por primera vez, yo tenía
amigos que se esforzaron en hacer tambalear mi fe en la religión cristiana. Yo
vi dificultades que me dejaron perplejo…”
George
Lyttelton y su amigo Gilbert West estaban totalmente persuadidos de que la
Biblia no era fidedigna. Ellos estaban decididos a poner al descubierto que el
Cristianismo era un engaño. Lord Lyttelton escogió la Conversión de Pablo y el
señor West la Resurrección de Cristo como objetivos de su hostil criticismo.
Ambos acometieron su respectiva tarea llenos de prejuicios. Sin embargo, el
resultado de sus indagaciones fue que ambos fueron convertidos a través de sus esfuerzos de derribar la verdad del Cristianismo.
Volvieron a reunirse, no como esperaban, para regocijarse por haber descubierto la ridícula
impostura, sino para lamentar su propia necedad y para felicitarse mutuamente por
su convicción compartida de que la Biblia era la Palabra de Dios. Sus
indagaciones dieron lugar a dos de los más valiosos tratados a favor de la
revelación, uno titulado “Observaciones
sobre la Conversión de Pablo” y el otro “Observaciones sobre la Resurrección de
Cristo”. [Nota #8: Otro ejemplo de un escéptico
transformado como resultado de examinar la evidencia es el caso de Lew Wallace,
el autor de Ben Hur. Wallace era amigo del famoso incrédulo Robert
Ingersoll. Un día Ingersoll lo desafió, “Lew, ¿por qué no escribes un libro y
demuestras al mundo de una vez por todas que Jesucristo no es más que una
figura mítica, y en ningún caso el Hijo de Dios?” Wallace gastó mucho tiempo y
dinero investigando cada fragmento de evidencia que pudiese encontrar y sus
conclusiones fueron muy diferentes de lo que Ingersoll había esperado, como
todo lector de Ben Hur sabe.]
¿Has
considerado alguna vez seriamente la resurrección de Cristo? ¿Cómo explicas la
tumba vacía? Algunos, como el señor West, no creen en la resurrección y la
ridiculizan. ¿Pero alguna vez se han sentado, como después hizo el señor West,
y examinaron los documentos históricos y vieron por sí mismos la cantidad de
evidencia que señalan el hecho de que Aquel que fue crucificado resucitó
nuevamente? La mayoría de la gente ni siquiera se molesta en examinar los
registros y en evaluar la evidencia.
Supongamos
que un líder religioso o político de hoy comenzara a hacer el siguiente anuncio
por radio: “Quiero que todos sepan que cuando vaya a Londres, mis enemigos me
asesinarán, mi cuerpo será sepultado, pero en menos de una semana volveré de
los muertos y cientos de personas me verán.” ¡Qué predicción tan
extraordinaria! Y, sin embargo, el Señor Jesús hizo esta clase de declaraciones
repetidas veces durante Su ministerio en la tierra (ver Mateo 16:21; 17:9;
17:22-23; 20:18-19; 26:32; etc.).
Es
importante notar que Cristo fue visto por toda clase de personas en diferentes
ocasiones y en diferentes circunstancias. En una ocasión ÉL apareció a una sola
persona; en otra ocasión ÉL apareció a dos personas. Varias veces Cristo fue
visto por siete o más personas. En una ocasión hubo más de 500 personas que vieron
al Cristo resucitado (1 Corintios 15:6). De los que vieron al Señor resucitado,
algunas eran mujeres y otros eran hombres. Uno fue un cobrador de impuestos,
otros eran pescadores, uno fue un escéptico (Tomás) y otro había negado recientemente
a Cristo (Pedro) y otro era un enemigo del Cristianismo (Saulo de Tarso).
El Señor
resucitado fue visto también en toda clase de circunstancias. Algunos lo vieron
en un jardín, otros lo vieron en una habitación, otros hablaron con ÉL en un camino,
y otros comieron con Él junto al Mar de Galilea. ÉL apareció más de una vez en
Judea y más de una vez en Galilea y una vez se apareció al norte de Galilea,
cerca de Damasco (Hechos 9). Algunos se encontraron con ÉL en una montaña;
algunos lo vieron al amanecer, otros al medio día y otros en la noche. Después
de Su muerte, ÉL fue visto vivo por un período de 40 días (Hechos 1:3). Un
médico del primer siglo subrayó la certeza de la resurrección, como comprobada,
por las apariciones de Cristo después de la resurrección cuando dijo esto: “ÉL
(Jesús), después de haber padecido (la muerte)
se presentó vivo con muchas pruebas indubitables” (Hechos 1:3).
Los que
niegan la resurrección han tratado en vano de presentar explicaciones
satisfactorias acerca de por qué la tumba estaba vacía. Diferentes personas han
sugerido las siguientes teorías indefendibles (excepto la #5 que yo mismo he
inventado):
1) Los discípulos robaron el cuerpo de Jesús.
Primero
que nada, ¿cómo podrían haber obviado a los soldados romanos que vigilaban la
tumba y cómo podrían haber movido la gran piedra que aseguraba la entrada de la
tumba? Pero aún más significativo es ésto: si los discípulos hubiesen robado el
cuerpo, ellos habrían sabido que Jesús estaba muerto. ¿Por qué entonces salieron
a predicar osadamente que ÉL resucitó nuevamente? La mayoría de ellos fueron
muertos por este mensaje que predicaban. Rara vez los hombres ponen sus vidas
por algo que saben que es falso o que es una mentira.
2) Las mujeres fueron a la tumba equivocada y la
encontraron vacía.
Si
hubiesen cometido tal equivocación, es seguro que las autoridades rápidamente
les habrían llamado la atención sobre
este hecho. Si los enemigos del Cristianismo hubiesen sabido dónde estaba el
cuerpo, ¿no lo habrían mostrado? Esto habría comprobado de una vez por todas
que la resurrección era una falsedad. Todo lo que tenían que hacer era mostrar
el cuerpo, pero nunca lo hicieron.
3) La gente que aseguró haber visto a Cristo, en
realidad tuvo alucinaciones y visiones. Ellos creyeron haber visto a Cristo,
pero realmente no lo vieron.
Esto
podría corresponder a uno o dos casos aislados, pero es imposible que en una
oportunidad 500 personas estuvieran todas afectadas de alucinaciones en masa (1
Corintios 15:6). Nuevamente, esto podría haberse contrarrestado fácilmente
mostrando el cuerpo de Jesús.
4) Jesús no murió realmente en la cruz, y cuando ÉL
fue puesto en la tumba, ÉL aún estaba vivo. Cuando más tarde la gente lo vio
vivo, es porque nunca había muerto.
Cierta vez
leí en un periódico el siguiente recorte: Pregunta: Nuestro predicador dijo en
la Pascua de Resurrección que Jesús sólo se desmayó en la cruz y que Sus
discípulos lo cuidaron hasta sanarlo. ¿Qué piensa? Respuesta: Castigue a su
predicador con un látigo de nueve cuerdas y déle 39 fuertes azotes; abofetéelo
varias veces; clávelo a una cruz, déjelo colgando durante seis horas al sol,
ábrale el costado con una lanza, envuélvalo en sábanas; póngalo durante muchas
horas en una tumba sofocante y vea lo que sucede.
5) Vino un OVNI y sacó el cuerpo de la tumba por medio
de un dispositivo transportador molecular.
******************
¿Tienes
alguna explicación razonable de por
qué la tumba estaba vacía? Yo solamente he encontrado una que concuerda con los
hechos y armoniza con toda la evidencia: Jesús resucitó realmente de los muertos,
tal como lo declararon los muchos testigos oculares. Uno de esos testigos
oculares escribió esto (hablando se sí mismo, aunque usa la tercera persona):
“Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas; y sabemos que su testimonio es
verdadero” (Juan 21:24).
Volvamos
a Nuestro Tema
Dimos un
rodeo para meditar en la resurrección. Había una razón para hacerlo así. ¿Cómo
puedo saber lo que hay más allá de la tumba? La única solución fiable y segura
es dirigirnos a la única Persona que ha vencido la tumba y que ha regresado de
los muertos. Dejaré que ÉL sea mi Guía y mi Maestro cuando se trata de la vida
y de la muerte. Si alguien sabe, ese alguien es ÉL. ÉL es Aquel que “sacó a la
luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:10).
Si no
estás persuadido de que Jesucristo es la única Autoridad confiable sobre el
tema de la muerte y la vida en el más allá, los siguientes párrafos no serán
tan convincentes. Pero has leído hasta aquí y espero que leas hasta el final.
¿Alguien te ha mostrado alguna lo que las Escrituras enseñan sobre la vida y la
muerte, el cielo y el infierno? Trataré de hacer ésto de la manera más breve y
simple posible.
He tratado
de demostrar que Jesucristo es la única Autoridad cuando se trata de lo que hay
después de la tumba. ÉL nos ha dado respuestas seguras y fidedignas sobre este
gran misterio y estas respuestas se encuentran en Su Palabra, la Biblia. Jesús
dijo que la Palabra de Dios es VERDAD (Juan 17:17) y que es absolutamente
confiable (Mateo 24:35).
Vida
y Muerte
¿De
qué trata todo eso?
La muerte
entró en el mundo como resultado de la desobediencia y del pecado del hombre: “Por
tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”
(Romanos 5:12). Dios dio a Adán un sencillo mandamiento: “Mas del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás” (Génesis 2:17). [Nota #9: En mi
primer año de universidad conocí a un estudiante que creía realmente en la
historicidad de Adán y Eva. Yo pensé para mi mismo, “¿Cómo puede alguien
realmente creer que Adán y Eva eran personas históricas reales?” En esos
tiempos yo era un evolucionista. Ahora estoy convencido de que la historia de
Génesis es completamente verídica. Ciertamente, la historicidad de Adán y Eva
fue confirmada por Cristo Mismo (ver Mateo
19:4-6).] A Adán se le dijo que él moriría el mismo día en que comiera
el fruto prohibido.
Es
interesante notar que Adán no murió físicamente el día que pecó. En Génesis 5:5
se nos dice que Adán vivió muchos años más después de su acto de desobediencia
pecaminosa. También se nos dice que la muerte física formaba parte de la
maldición de Dios sobre el hombre por causa del pecado: “Con el sudor de tu
rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19). [Nota #10: Douglas Crabtree de Winnsboro, Texas cuenta que el
pequeño Johnny estaba en su cuarto jugando con su tractor de juguete cuando
entró su madre. “Mamá, ¿no dice la Biblia que el hombre fue hecho del polvo?”
preguntó.
“Sí,” respondió su madre. “¿Es cierto también que cuando morimos, volvemos al
polvo?” inquirió. “Sí,” respondió su madre nuevamente. “¿Por qué preguntas?”
“Porque estaba mirando debajo de la cama,” contestó Johnny, “y hay alguien allá
abajo que está yendo o viniendo.” (Country Magazine, Feb/March, 2001, p.42).]
De modo que
cuando Dios advirtió a Adán que él moriría el mismo día en que comiera el
fruto, ¿qué quiso decir? ¿En qué sentido murió Adán? El no murió físicamente
cuando pecó, pero murió en alguna otra manera.
Es
importante entender que la MUERTE implica separación. Cuando una persona muere
físicamente, el alma se separa del cuerpo—es decir, el alma abandona el cuerpo.
Los que han estado ante el ataúd abierto de un amigo o familiar, se han dado
cuenta de que, aunque el cuerpo sin vida está allí, la persona se ha ido. Todas
las células físicas están allí, pero no hay aliento, no hay vida. “El cuerpo
sin espíritu está muerto” (Santiago 2:26).
Cuando
Adán desobedeció a Dios, el no cayó muerto físicamente. El continuó respirando;
su corazón continuó latiendo y todos sus signos vitales estaban bien. Pero
espiritualmente, había ocurrido un drástico cambio en su relación y comunión
con Dios. Cuando él pecó, él fue separado
de Dios en el sentido de que ya no disfrutaba de compañerismo y aceptación con
Dios. Ahora era culpable y estaba avergonzado y era incapaz de disfrutar de la
relación que antes tenía con Dios. Los que estudian la Biblia a menudo se
refieren a ésto como “muerte espiritual.” Por causa del pecado del hombre es
imposible que él tenga con Dios la relación espiritual que supuestamente debería
tener.
¿Qué
es la Vida Espiritual?
Si la
muerte espiritual es separación de Dios, en el sentido de no poder tener una correcta
relación con Dios, entonces la vida espiritual es cuando una persona puede
disfrutar de una buena relación y comunión con su Creador. El Señor Jesús habló
de esto en Juan 17:3—“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” La persona que tiene vida
(espiritual) es la persona que CONOCE al único Dios verdadero. Como puedes ver,
el Cristianismo no consiste en hacer algo, sino en conocer
a Alguien. Significa tener una real y verdadera relación personal con
el único Dios verdadero: Conocerle, gozarse en ÉL, tener comunión con ÉL,
agradarle, hablarle, amarle, etc.
El
Dilema del Hombre
Por causa
del pecado, el hombre está espiritualmente muerto. La Biblia describe a la
gente como estando “muerta en delitos y pecados” (Efesios 2:1,5). Es cierto que
estas personas están físicamente vivas- caminan y hablan, ríen y lloran y
muestran todas las señales de vida física. Pero espiritualmente están separadas
de Dios, estando “ajenos a la vida de Dios” (Efesios 4:18). Están perdidos
(Lucas 19:10; Isaías 53:6) y no pueden cumplir el propósito para el cual fueron
creados. El hombre fue creado para conocer a Dios y complacerse en ÉL para
siempre por medio de una relación personal. El pecado rompe esta relación y
separa a la persona de Dios.
Dios es
perfectamente santo y justo y no puede tener comunión con los que son malos y
están corrompidos con el pecado. “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y
vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para
no oír” (Isaías 59:2). La muerte siempre envuelve separación y el hombre está
separado de un Dios santo por causa del pecado. El problema del hombre es ante
todo un problema del corazón. Jesús dijo, “Porque de dentro, del corazón de los
hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la
maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen,
y contaminan al hombre” (Marcos 7:21-23).
Si yo soy
honesto conmigo mismo, tendré que admitir que he hecho mal y que he quedado
corto en cuanto a los justos requerimientos de Dios: “Por cuanto todos pecaron,
y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). “Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). El pecado nos separa de un Dios
santo.
El pecado
conlleva castigo. Es la pena de muerte: “Porque la paga del pecado es muerte”
(Romanos 6:23). “El pecado…da a luz la muerte” (Santiago 1:15). Por causa de
nuestros pecados nos hemos ganado la muerte. Y esta pena de muerte tiene que
ser cumplida. Dios, en Su justicia santa y perfecta, tiene que castigar el
pecado.
¿Qué es
esta pena de muerte? Es mucho más que mera la muerte física. Ya hemos visto que
la muerte significa separación de Dios. La Biblia habla de una muerte eterna,
llamada “la muerte segunda”, que significa eterna separación de Dios y eterno
castigo por Dios: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas,
los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su
parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8). “Y la muerte y
el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta
es la muerte segunda.
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de
fuego” (Apocalipsis 20:14-15). “Entonces dirá también a los de la izquierda:
Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles…E irán éstos al castigo
eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:41,46). [Nota #11: Estos versículos sobre castigo eterno y muerte
eterna soy muy serios y solemnes. Es un hecho de las Escrituras que el Señor
Jesús dijo más acerca del infierno y el castigo eterno que cualquier otra
persona en la Biblia. Es muy insensato negar estas realidades. La razón por la
cual tenemos problemas con estos temas es que realmente no entendemos lo
terrible que es el pecado y lo imponente que es la santidad de Dios. Lo que
realmente necesitamos entender es todo lo que Dios ha hecho por medio de Cristo
para librarnos de tan gran muerte.]
Aunque el
concepto de castigo eterno (infierno) no está en boga hoy en día, es una
realidad de la cual el Señor Jesús habló a menudo, y no debemos ignorar Sus
advertencias. ÉL murió para salvarnos de la ira venidera.
El
Remedio de Dios
Hagamos un
repaso:
Todos
han pecado (Romanos 3:23)
La
paga del pecado es muerte (Romanos 6:23).
[Esta
muerte implica separación eterna de Dios y castigo por Dios]
El
castigo tiene que cumplirse. Dios no puede pasar por
alto el pecado.
Alguien
lo ha dicho de esta manera:
La vida es corta;
La muerte es segura;
El pecado es la causa;
Cristo es la cura.
Dios ha
provisto un remedio, una cura, y esta se encuentra en
Salvación
por Sustitución
“Porque
Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que
alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en
que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:6-8). “Cristo
murió por nuestros pecados” (1 Corintios 15:3). “Al que no conoció pecado
(Cristo), por nosotros (Dios) lo (a Cristo) hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él (Cristo)” (2 Corintios 5:21).
El corazón
del evangelio es que el Salvador, que no tenía pecado, murió en nuestro lugar.
ÉL tomó sobre Sí Mismo la pena de muerte que nosotros merecíamos. ÉL murió como
nuestro Sustituto, y sufrió la ira y el enojo y el castigo del Dios
Todopoderoso, todo lo cual debió descargarse sobre nosotros. Nosotros somos los
culpables, pero el Salvador tomó nuestro lugar y pagó el precio por completo.
ÉL murió en nuestro lugar, para que nosotros podamos vivir.
Tres días
después de Su muerte por nosotros, ÉL resucitó nuevamente de los muertos y vive
para siempre. ÉL puede salvar a todos los que por medio de ÉL se acercan al
Padre (Hebreos 7:25; Juan 14:6). El Padre está totalmente satisfecho de que Su
Hijo haya realizado todo lo necesario para que el hombre pecador se reconcilie
con ÉL. El problema del PECADO ha quedado resuelto.
¿Qué
Tiene Que Hacer una Persona?
El
Evangelio de Juan fue escrito para que hombres, mujeres, niños y niñas puedan
creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida
en Su Nombre (Juan 20:31). En el Evangelio de Juan se nos dice una y otra vez
que hay una sola cosa que el pecador tiene que hacer para ser salvo. El tiene
que CREER
en Jesucristo. Lee los siguientes versículos por ti mismo: Juan 1:12; 3:15-16;
3:18; 3:36; 5:24; 6:35; 6:47; 11:25-26; etc. Ver también Hechos 16:31.
Amigo, la
salvación no se obtiene por buenas obras ni por ritos religiosos (Efesios
2:8-9; Tito 3:5). Lo que cuenta no es lo que nosotros hacemos; lo que cuenta es
lo que Cristo HA HECHO. Si pudiéramos salvarnos a nosotros mismos, no
necesitaríamos un Salvador. Necesitamos reconocer nuestra condición perdida y
sin esperanza, y acudir al Salvador que ofrece esperanza eterna e infinito
socorro.
“Buscad a Jehová
mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío
su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual
tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”
(Isaías 55:6-7).
“Que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo…porque todo aquel que invocare el Nombre
del Señor, será salvo” (Romanos 10:9, 13).
Recibiendo
al Señor por Fe
Si ha
llegado a ver su necesidad de Jesucristo y de la salvación que ÉL ofrece,
entonces tiene que venir a Cristo y recibirle como a su Salvador personal. La
siguiente oración sugerida puede ayudarle a entender cómo un pecador perdido
puede venir a Dios con fe, esperando que ÉL haga Su maravillosa obra salvadora
en nuestros corazones. Antes de leer esto, puede que quiera leer Juan 1:12;
Juan 3:16 y Apocalipsis 3:20:
“Señor, yo
sé que ha pecado contra Ti y que he quebrantado Tus leyes y que he vivido
inicuamente. Reconozco que soy un pecador perdido y que merezco el juicio y la
ira de Dios. Merezco el infierno. Señor, yo también creo que Tú me amas y que
has enviado a Tu Hijo a morir en la cruz por mi y a pagar todo el castigo por
mis pecados. Yo creo que ÉL murió como mi Sustituto y que ÉL resucitó
nuevamente de los muertos para ser mi Señor y Salvador vivo. Recibo ahora con
gusto a Jesucristo como a mi Salvador. Señor Jesús, sálvame y perdona todos mis
pecados y dame Tu don de la vida eterna. Ayúdame a vivir para Ti por el resto
de mis días aquí en la tierra. Gracias por salvar mi alma y por atenderme. En
el Nombre de Cristo, Amén.”
Amigo, si
ha confiado en Jesucristo, rogamos contactarnos y con gusto responderemos
cualquier pregunte que tenga y le enviaremos algunos estudios para ayudarle a
crecer en su vida cristiana. Esperamos saber pronto de usted.
Gracias
por considerar estos importantes asuntos.
George
Zeller (Nov. 2001)
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¿Qué Hay Después de la Muerte
Para la Persona Salva?
Los siguientes versículos de las Escrituras revelan lo
que espera más allá de la tumba a la persona que ha creído en Cristo:
“Entonces
Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas
23:43).
“Pero
confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor”
(2 Corintios 5:8).
“Porque
para mí el vivir es Cristo, y morir es ganancia…Porque de ambas cosas estoy
puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es
muchísimo mejor” (Filipenses 1:21,23).
“Oí una voz que desde el cielo me decía:
Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el
Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con
ellos siguen” (Apocalipsis 14:13).
“No se
turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en Mí. En la casa de mi
Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros” (Juan 14:1-2).
“Y oí una
gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y
él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos
como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y no habrá
muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas
pasaron” (Apocalipsis 21:3-4).
¿Qué Hay Después de la Muerte
Para la Persona Inconversa?
Los siguientes versículos de las Escrituras revelan lo
que espera más allá de la tumba a la persona que no ha creído en Cristo:
“Entonces
dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles…E irán éstos al castigo eterno, y los
justos a la vida eterna” Mateo 25:41, 46).
“Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”
(Mateo 7:23).
“En llama
de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen el
evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna
perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2
Tesalonicenses 1:8-9).
“Y en el
Hades alzó sus ojos, estando en tormentos (tortura)” (Lucas 16:23).
“Pero los
cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).
El
Destino Eterno Tanto de
Creyentes
como Incrédulos
Los
siguientes versículos de las Escrituras revelan el destino eterno tanto para
ambos grupos:
“Entrad
por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es
la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la
hallan” (Mateo 7:13-14).
“Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya
ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”
(Juan 3:17-18).
“El que
cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá
la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).
“Y este es
el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene
la vida” (1 Juan 5:11-12).