ROMANOS

CAPÍTULO 9

Introducción

Los capítulos 9 al 11 de Romanos forman una unidad. El tema de los tres capítulos es la nación de Israel (ver 9:3-4; 10:1, 21; 11:1-2, 26, 28). En cierto sentido, estos capítulos son un paréntesis. La corriente del pensamiento de Pablo podría haber seguido del capítulo 8 directo al capítulo 12. En los primeros 8 capítulos, Pablo ha expuesto el Evangelio de Dios, es decir, las buenas nuevas de la JUSTIFICACIÓN (Romanos 1-5), SANTIFICACIÓN (Romanos 6-8) y GLORIFICACIÓN (Romanos 8). En el capítulo 12, él trata con las implicaciones prácticas del evangelio (cómo la verdad del evangelio debe afectar nuestro diario vivir en cuanto a Dios y a nuestro prójimo). De modo que el capítulo 8 debería desembocar naturalmente en el capítulo 12, pero en vez de hacer eso, Pablo nos da un paréntesis de tres capítulos en los cuales nos ayuda a entender donde cabe la nación de Israel en los planes y propósitos de Dios.

Esta sección comienza con una GRAN TRISTEZA (9:1-3) y termina con una GRAN DOXOLOGÍA a Dios (11:33-36). Una manera sencilla de ver estos tres capítulos es como sigue:


Capítulo 9
trata principalmente con el PASADO de Israel (como el pueblo escogido y privilegiado de Dios).

Capítulo 10 trata principalmente con el PRESENTE de Israel (como una nación que ha rechazado someterse al evangelio de Dios).

Capítulo 11 trata principalmente con el FUTURO de Israel (una nación que algún día será salva y que disfrutará el cumplimiento de las promesas nuevo pacto).

Para entender esta sección, tratemos  de ponernos en los zapatos de los que vivieron en el primer siglo y tratemos de entender el PROBLEMA JUDÍO.


Hecho #1
—Los israelitas son el pueblo escogido de Dios (Deuteronomio 7:6-9; Romanos 11:28).

Hecho # 2— Dios prometió a Su pueblo escogido que ellos disfrutarían de un glorioso reinado bajo su Mesías (Daniel 7:13-14; Isaías 2:1-5; 9:6-7; 11:1-9; Jeremías 23:5-8; 31:31-37; 33:14-16; Lucas 1:32-33).

Hecho # 3—La nación de Israel (al menos la gran mayoría de la nación) rechazó a su Mesías cuando vino a la tierra (Juan 1:11; Mateo 12:22-24; Mateo 21:33-46; 27:22, 23, 25; Juan 19:15; Hechos 22:22; 1 Tesalonicenses 2:14-15).

Hecho # 4—Cuando recién comenzó la iglesia, ésta estaba formada enteramente por creyentes judíos (Hechos capítulo 2, el Día de Pentecostés). Pero lentamente esto cambió. Con el paso de los años entraban cada vez más gentiles a la iglesia y cada vez menos judíos (vemos esto a medida que transitamos a través del libro de los Hechos y también en el transcurso de la historia de la iglesia). Hoy día (y esto ha sido así a través de gran parte de la historia de la iglesia) la iglesia se compone casi completamente de creyentes gentiles. Damos gracias a Dios por los judíos que han creído en Cristo como su Mesías y como su Salvador, pero son pocos en número. La nación como un todo está ciega, aunque felizmente hay algunas excepciones (ver Romanos 11:25).

¿Estás empezando a ver el problema? Los hechos #1 y #2 parecen contradecir los hechos #3 y #4. ¿Qué ha sucedido con el glorioso reino de Israel? ¿Qué ha sucedido con todas las promesas que Dios ha dado a los judíos? El programa de Dios en el presente (la iglesia) comprende principalmente a los gentiles y no a los judíos. ¿Por qué es esto así? ¿Ha desechado Dios a Su pueblo (comparar Romanos11:1)? ¿Ha terminado Dios con la nación de Israel? ¿Tiene la nación algún futuro en el programa de Dios?

Ponte en el lugar de un judío del primer siglo. El evangelio que predicaba Pablo era cierto o era falso. Jesucristo, a quien Pablo predicaba, era el verdadero Mesías o no lo era. De modo que tenemos dos alternativas: 1) El evangelio que predicaba Pablo no es cierto y, por lo tanto, Jesucristo no es el verdadero Mesías y entonces tenemos que seguir esperando la venida del verdadero Mesías. Si esto es así, la razón por la cual el Reino no ha llegado aún, es porque el verdadero Mesías aún no ha venido. 2) El evangelio que predicaba Pablo es verdadero, por lo cual Jesucristo es el verdadero Mesías. Si esto es así, ¿por qué no hay un reino? ¿Por qué sigue sufriendo en este mundo el pueblo judío? ¿Por qué no se han cumplido las promesas, en cuanto al reino, del Antiguo Testamento? ¿Ha desechado Dios a Su pueblo? DIOS NOS HA DADO LOS CAPÍTULOS 9-11 DE ROMANOS PARA RESPONDER ESTAS PREGUNTAS.


Estas cuestiones son muy relevantes también en nuestros días. Hoy en día hay numerosos cristianos profesantes, especialmente aquellos bajo la influencia de la Teología Reformada/del Pacto, que niegan que la nación de Israel tenga alguna esperanza de un futuro reino en la tierra bajo su Mesías, tal como ha sido predicho en cientos de profecías del Antiguo Testamento. Algunos enseñan que la IGLESIA ha heredado las promesas que fueron hechas a ISRAEL. Otros enseñan que el reino ya está aquí y que Cristo está reinando espiritualmente en los corazones de Sus creyentes. Aunque hay un sentido en que esto es cierto, esto no resuelve el problema de que hay cientos de promesas y predicciones referentes al reino que aún no se han cumplido. ¿Quiso Dios realmente decir lo que dijo acerca del reino y de la venida del Mesías o no? De modo que los capítulos 9-11 de Romanos son capítulos de vital importancia para entender correctamente el lugar de Israel en el programa de Dios.


¿Qué está haciendo Dios con la nación de Israel? La respuesta es básicamente doble:

  1. Dios tiene para el judío HOY un maravilloso plan y propósito, pero este plan y propósito no puede cumplirse hasta que la persona judía crea en el Señor Jesucristo (ver Romanos 10:9-13; 11:1-5).
  1. Dios tiene un maravilloso plan y propósito para el judío MAÑANA, pero este plan y propósito no puede cumplirse hasta que el verdadero Mesías de los judíos venga a la tierra por segunda vez. Ver Romanos 11:25-28. La presente incredulidad de Israel y su rechazo del evangelio no impedirán que Dios cumpla para con Israel cada una de Sus promesas referentes al reino.

Deberíamos notar que en esta presente era de la iglesia (que ha durado como 2000 años) no fue revelada en el Antiguo Testamento. El judío del Antiguo Testamento miraba hacia el futuro distante y veía la cima de una montaña que era la venida del Mesías y la gran edad el reino. No se daba cuenta que lo que estaba viendo era en realidad dos cimas de montañas con un valle entremedio:

Consideremos algunos pasajes del Antiguo Testamento que ilustran ésto:

1) ISAÍAS 9:6-7

El versículo 6 habla del nacimiento del Mesías y el versículo 7 habla de Su reino, pero no se da ningún indicio de que estos dos eventos están separados por cientos de años.

2) MIQUEAS 5:2

El Mesías tenía que nacer en Belén y ÉL tiene que gobernar en Israel. Sólo se cumplió lo primero en Su primera venida.

3) ISAÍAS 61:1-2 (comparar Lucas 4:18-19)

El Señor Jesús sabía donde detener la lectura, porque Él sabía cual parte de este pasaje se cumpliría en Su primera venida. El día del juicio espera Su segunda venida.

4) ZACARÍAS 9:9-10

¿Cuál parte de esta profecía se cumplió en la primera venida del Señor? (Comparar Mateo 21:4-5). ¿Qué parte de esta profecía tiene que esperar un cumplimiento futuro?

5) LUCAS 1:31-33

Esta profecía del Nuevo Testamento es similar a las profecías del Antiguo Testamento ya mencionadas, en la parte relativa a Su primera venida y una parte tiene que esperar un cumplimiento futuro en Su segunda venida.

Cuando el judío del Antiguo Testamento leía su Biblia, él sólo podía ver una venida. Hoy estamos viviendo en el período entre las dos venidas de Cristo, durante el cual ÉL está edificando SU IGLESIA (Mateo 16:18) y tomando de entre las naciones pueblo para Su Nombre (Hechos 15:14). Cuando leemos nuestra Biblia hoy, tenemos la ventaja de estar más capacitados para poder ver mejor dos venidas distintas de Cristo –una ya es historia y la otra aún es profecía (ÉL ha venido y ÉL volverá nuevamente).

Romanos 9:1

En el capítulo 8 Pablo escribió de la gloriosa protección y seguridad de los que están EN CRISTO. Ahora, en el capítulo 9, lo encontramos muy preocupado por la mayoría de los israelitas que no están en Cristo. “Verdad digo” “No miento”—Pablo nos está preparando para lo que va a decir. Lo que está por decir es tan increíble, que él tiene que asegurarles a sus lectores que él realmente está diciendo la verdad. Pable deja muy en claro que está diciendo la verdad, al decirlo de tres maneras: 1) “Verdad digo en Cristo” (aparte de Cristo, él no podría haber dicho ésto, porque aparte de Cristo, no habría sido cierto), 2) “No miento” (aunque sea increíble, lo que estoy por decir es verdad), 3) “mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo”. Si Pablo estuviera mintiendo, el Espíritu Santo hubiera aguijoneado y convencido su conciencia y su conciencia no lo habría dejado en paz, sino le habría dicho, “Pablo, estás mintiendo”. Pablo sabía que no tenía una conciencia culpable. El sabía que estaba diciendo la verdad.

Romanos 9:2

Tristeza” = pena, congoja, aflicción. Pablo estaba muy apenado y con gran dolor. “Continuo” =sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17), constante, incesante. “Dolor”= sufrimiento, angustia (1 Timoteo 6:10). Si aquí vemos solamente la pesadumbre de Pablo, no estamos divisando todo el cuadro. Debemos ver más allá del pesar de Pablo y ver al Señor Mismo llorando y apenado y lamentando sobre Israel, Su pueblo escogido (tal como Jeremías, el profeta llorón, es un cuadro del afligido corazón de Jehová Mismo). Este versículo puede parecer sorprendente a algunos en vista de las duras declaraciones de Pablo en Romanos 11:28 respecto a los judíos (“enemigos”) y especialmente 1 Tesalonicenses 2:15, pero Pablo, tal como su Señor, podía odiar el pecado pero aún así, amar al pecador.

Romanos 9:3

Llegamos ahora a la increíble e impactante declaración de Pablo. “Anatema”—esta es una palabra muy fuerte. Significa maldito, algo apartado y destinado a la destrucción, algo dedicado a la ruina, a la perdición, algo aniquilado y separado de Dios”. Ver su uso en Gálatas 1:8-9; 1 Corintios 16:22.

Deseara” = implorar, ansiar. “Parientes” = conciudadanos, miembros de la misma nación. Pablo estaba diciendo, “Estaba deseando ser aniquilado (maldecido para siempre, separado de Cristo y destinado a eterna destrucción) con tal de que Israel pueda ser salvo”. Podemos imaginar una objeción: “Pablo, no te creo. ¿Cómo puede alguien decir eso y decirlo en serio? ¿Quieres decir que estarías dispuesto a renunciar al cielo e ir al infierno con tal de que Israel fuera salvo?” Pablo dice, “Estoy diciendo la verdad. No miento”. Separado de Cristo Pablo nunca podría haber dicho ésto, porque no habría sido cierto (comparar versículo 1 “Verdad digo en Cristo”). El amor y la preocupación que Pablo tenía por Israel estaban más allá de cualquier clase de amor humano. Era nada menos que el amor de Cristo en él. LO QUE PABLO DESEABA PODER HACER; ES LO QUE CRISTO REALMENTE HIZO. El Señor Jesucristo dejó el cielo (2 Corintios 8:9), y fue realmente al infierno (en el sentido de estar separado de Dios y ser castigado por Dios) y fue hecho MALDICIÓN por nosotros (Gálatas 3:13). ÉL fue SEPARADO de Dios (Mateo 27:46) y ÉL fue CASTIGADO por Dios (Isaías 53:5, 6, 10), lo cual es la esencia misma del infierno (ver Mateo 25:41, 46; 2 Tesalonicenses 1:8-9 y note los dos elementos de ambos, separación y castigo). ÉL hizo todo ésto para que nosotros pudiésemos ser salvos. Esto es en verdad “amor Calvario”. La única manera en que Pablo podía hacer semejante declaración era porque su corazón estaba lleno del amor de Cristo, precisamente del amor que causó que Cristo fuera ANATEMA, para que nosotros fuéramos SALVOS.

Sabemos que Pablo no pudo cumplir su deseo, aunque fue dicho con toda sinceridad y verdad. ¿Por qué no? 1) Romanos 8:38-39: Si nada podía separarlo del amor de Dios, entonces era imposible que fuera maldecido;  2) No había necesidad de ello, porque Cristo ya lo ha hecho. En vez de ello, Pablo dedicó su vida a predicar el evangelio acerca de un Salvador que pasó por juicios y fuegos infernales para salvar a los pecadores y Pablo dijo que si alguien no predicaba este evangelio, que fuera ANATEMA (Gálatas 1:8-9). ¿Cómo puede una persona no amar a este Cristo, quien hizo ésto por nosotros? (Comparar 1 Corintios 16:22). (Moisés estaba lleno del amor de Dios y de profundo pesar y preocupación por su pueblo—Éxodo 32:32; y compare Judá en Génesis 44:33 y el pesar de David en 2 Samuel 18:33).

Romanos 9:4

Pablo identifica a sus hermanos y parientes según la carne como “Israelitas”, aquellos que descienden de Jacob cuyo otro nombre era Israel (Génesis 32:38). Por definición, un judío de raza es uno que puede decir, “Mis padres antiguos son Abraham, Isaac y Jacob”. Los que no pueden decir ésto, son gentiles. Los judíos y gentiles que han creído en Cristo durante la presente edad son miembros de un organismo único de Dios, LA IGLESIA (ver 1 Corintios 10:32 y 12:12-13).

De los cuales son” –Pablo quería que los judíos supieran lo que les pertenecía. ¡Dios les había dado tanto! Ellos eran una nación especial, bendecida por Dios de una manera singular (Deuteronomio 7:6-8). A este pueblo escogido pertenecían numerosos beneficios y bendiciones y privilegios y ventajas. A ninguna otra nación bajo el cielo fue dado tanto por la mano de Dios.

Uno de los beneficios y ventajas dados a Israel ya fue mencionado por Pablo en Romanos 3:1-2: Dios encomendó y confió Su Palabra a este pueblo. Los judíos eran los custodios de la Palabra de Dios. Dios usó a ciertos judíos como Sus escritores (2 Pedro 1:21) y Dios usó a muchos otros judíos para copiar y transmitir Su Palabra, y ellos realizaron un trabajo muy cuidadoso y notable. En Romanos capítulo 9 Pablo da una lista adicional de ocho beneficios y ventajas que pertenecían a Israel.

1) A Israel pertenecía la ADOPCIÓN

La nación de Israel tenía una relación única con Dios. Se les había dado el privilegio de la FILIACIÓN. Ninguna otra nación sobre la tierra ha sido llamada por Dios como “MI HIJO”. Note en Éxodo 4:22-23, “Israel es mi HIJO, mi PRIMOGÉNITO. Ya te he dicho (Faraón) que dejes ir a mi HIJO, para que me sirva”. Tal como el hijo primogénito disfruta de privilegios, rango y posición especiales, así Israel disfrutaba de una posición privilegiada entre las naciones. Tenga presente que cuando Dios habló estas palabras registradas en Éxodo 4:22-23, Israel no era más que un puñado de esclavos en un país extranjero. Ver también Oseas 11:1. Dios llamó a Su hijo Israel fuera de Egipto en el tiempo del Éxodo y cientos de años después Dios llamó a Su único Hijo fuera de Egipto luego de la muerte de Herodes el Grande—Mateo 2:15. Ver también Malaquías 1:6 (note la relación Padre-Hijo; el problema era que Israel no honraba a su Padre). [Favor notar que Romanos 9:4 se refiere a la adopción nacional, que es diferente a la adopción individual mencionada en Romanos 8:15, 23].

2) A Israel pertenecía la GLORIA

Esto se refiere a la manifestación visible de la presencia de Dios. Es la majestuosa presencia o manifestación de Dios en la cual ÉL desciende para morar entre los hombres. Esto ha sido llamada la gloria de la Shekinah (Shekinah viene de una palabra hebrea que significa morar). La Biblia a menudo se refiere a ella como “la gloria del SEÑOR”. La mayoría de estas manifestaciones tomaron la forma de luz, fuego o nube o una combinación de estos. Aquí hay algunos ejemplos:

Génesis 15:17 Un horno humeante y una antorcha de fuego (Abraham)

Éxodo 3:1-5  Zarza ardiente (Moisés)

Éxodo 13:21-22; 14:19-20, 24  Columna de nube y columna de fuego (el Éxodo)

Éxodo 19:16-20  Fuego, humo, truenos, etc. (Monte Sinaí)

Éxodo 33-34  Una manifestación especial a Moisés.

Éxodo 40:34-38  Nube y fuego sobre el tabernáculo; comparar 1 Sam. 4:21-22).

1 Reyes 8:10-11 Nube (la gloria de Dios en el templo de Salomón)

Lucas 2:8-9  Gloria resplandeciente (los pastores de Belén)

Mateo 17:1-8  El resplandor de Cristo transfigurado.

Dios nunca dio a conocer Su presencia de una manera tan singular a ninguna otra nación. “Porque ¿qué nación grande hay que tenga A DIOS TAN CERCANO A ELLOS?” (Deuteronomio 4:7).

3) A Israel pertenecían los PACTOS

Note el plural. A las otras naciones pertenecía solo un pacto—el pacto Noético (Génesis 9:8-17). Este pacto fue hecho entre Dios y todos los que descienden de Noé y sus hijos, que incluye a gente de todas las naciones (Génesis 9:15) y ÉL prometió la perpetuidad del ciclo del día y la noche, de las estaciones, etc. (Génesis 8:21-22).

Todos los demás pactos pertenecen a Israel y pueden ser enumerados como sigue:


EL PACTO ABRAHÁMICO
(Génesis 15:7-21; 17:1-14)

Dios prometió que de Abraham procedería una gran nación que poseería la tierra prometida con ciertos límites definidos.

EL PACTO MOSAICO (Éxodo 19:5-8)

Un pacto condicional, legal que demandaba de Israel obediencia a los mandamientos de Dios. Este es conocido también como el Antiguo Pacto y este era el pacto que Israel quebrantó (Jeremías 31:32).

EL PACTO PALESTINO (Deuteronomio 29-30)

Este pacto hablaba de un recogimiento global de los judíos y que después de su dispersión volverían a poseer la tierra (Deuteronomio 29-30).

EL PACTO DAVÍDICO (2 Samuel 7:5-19; cf. Salmo 89)

Este pacto prometía una casa eterna (dinastía), un trono eterno, un reino eterno y una Persona eterna que sería el Rey, es decir, Cristo, el Hijo de David.

EL NUEVO PACTO (Jeremías 31:31-36)

Este pacto hablaba de la regeneración y salvación nacional de Israel, cuando la ley de Dios y el Espíritu de Dios sería puesto en los judíos (cf. Ezequiel 36:26-29) y el Espíritu de Dios sería puesto en Su pueblo (Ezequiel 36:27). Romanos 11:26-27 se refiere a este pacto.

4) A Israel pertenecía la PROMULGACIÓN DE LA LEY

Ninguna otra nación recibió la ley. Los Mandamientos no fueron dados a los egipcios o a los babilonios o a los persas o a los romanos. Israel tuvo el privilegio de conocer la impresionante santidad de Dios como se revela en Su santa ley: “¿Qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley? (Deuteronomio 4:8).

5) A Israel pertenecía el CULTO A DIOS

Esto incluía la adoración en el tabernáculo y en el templo bajo un sacerdocio que fue instituido por Dios. La palabra culto se usa en Hebreos 9:1, 6, 9 cuando se refiere al servicio sacerdotal en el tabernáculo de Dios. Las otras naciones eran ignorantes de Dios (comparar Juan 4:22-23), pero a Israel fue dada la verdadera manera de adorar y acercarse a Dios, todo lo cual retrata bellamente la Persona y la obra del Señor Jesucristo.

6) A Israel pertenecían las PROMESAS

Estas promesas están contenidas en las grandes declaraciones de Dios de lo que ÉL haría. Piensa en todo lo que Dios había dicho que haría a favor de Su pueblo. Un ejemplo se encuentra en Isaías 41:8, 10—“Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham  mi amigo. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Las grandes y preciosas promesas de Dios a Israel incluían las promesas de la venida del Mesías, en quien la nación tenía puesta su esperanza (Isaías 2:1-4; 7:14; 9:6-7; 11:1-11; 28:16; etc.).

Romanos 9:5

7) A Israel pertenecían los PATRIARCAS

Esto se refiere en particular a Abraham, Isaac y Jacob, que eran los patriarcas de la nación. El Dios de Israel se identificaba a menudo con estos tres hombres (ver Éxodo 3:6, 15).

8) A Israel pertenecía el CRISTO (EL MESÍAS—EL REY UNGIDO DE DIOS)

El beneficio más grande es guardado para el final. La Persona más importante que jamás ha nacido, nació judío, “hijo de David, hijo de Abraham” (Mateo 1:1). ÉL es el “León de la tribu de Judá” (Apocalipsis 5:5). La salvación viene de los judíos (Juan 4:22), porque el Salvador viene de los judíos, y fuera de ÉL no hay salvación (Hechos 4:12). En cuanto a Su HUMANIDAD, ÉL es un israelita según la carne; en cuanto a Su DEIDAD, ÉL es “DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS (totalmente soberano), BENDITO POR LOS SIGLOS” (Romanos 9:5).

¿Qué hizo Israel con todos estos beneficios? ¿Tomaron ventaja de sus ventajas? ¿Fueron bendecidos por sus bendiciones? ¿Se beneficiaron de todos sus beneficios? Aquí está la tragedia. Aunque había piadosas excepciones (José, Moisés, Josué, Caleb, David, Daniel, Jeremías, etc.), la nación, en su mayoría, no aprovechó lo que tenía. En cambio, ellos (1) deshonraron y menospreciaron a Dios como su Padre (Malaquías 1:6); (2) ellos no dieron importancia a la presencia de Dios en medio de ellos; (3) perdieron de vista los compromisos del pacto de Dios; (4) quebrantaron la ley de Dios (Jeremías 31:32); (5) su adoración perdió su significado y se volvió un ritual vacío; (6) las grandes promesas no estaban acompañadas por fe (Hebreos 3:18-4:2); (7) ellos no siguieron en las pisadas del fiel Abraham que creyó a Dios (Romanos 4:11-12); y por último, y lo más significativo, (8) ellos crucificaron a su propio Mesías (Mateo 27:22; Juan 19:15-16; 1 Tesalonicenses 2:14-15).

Principio espiritual: “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, más se le demandará” (Lucas 12:47-48). A los israelitas se les dio mucho, por lo cual mucho se les demandará. Este principio también se ve en Mateo 11:20-24 y 12:38-42. A los que se les ha dado más, serán juzgados más severamente. El juicio será proporcional a la luz recibida.

Aplicación espiritual: ¿Qué nos ha dado Dios? ¿Qué ventajas y beneficios tenemos? ¿Qué estamos haciendo con lo que nos ha sido dado? ¿Tenemos una Biblia? (No solamente el Antiguo Testamento, sino la Biblia completa, 66 Libros). ¿Qué estamos haciendo con la Biblia que tenemos? ¿Nos ha dado Dios el privilegio de ser Sus hijos (Juan 1:12)? ¿Nos ha dado mandamientos que cumplir y promesas que creer? ¿Nos ha dado ejemplos de hombres y mujeres piadosos del pasado para que los sigamos? ¿Nos ha sido dada una iglesia local donde se adora verdaderamente a Dios? ¿Qué estamos haciendo con Su Iglesia? ¿Qué estamos haciendo con Su Palabra? ¿Qué estamos haciendo con el Señor Jesucristo? Debemos tomar ventaja de todos nuestros beneficios. Si lo hacemos, ¡cuán bendecidos seremos! Si no lo hacemos, ¡pobre de nosotros!

Romanos 9:5 (LA DEIDAD DE CRISTO)

Romanos 9:5 es una de las afirmaciones más contundentes de la plena deidad de Cristo que se encuentra en la Biblia. Se encuentra junto a otros pasajes que nos dicen claramente quién es realmente Jesucristo:

Juan 20:28 – ÉL es SEÑOR y ÉL es DIOS

Tito 2:13 – ÉL es el GRAN DIOS

Isaías 9:6 – ÉL es el DIOS FUERTE (TODOPODEROSO)

Romanos 9:5 – ÉL es el DIOS BENDITO

Juan 1:1 – ÉL es el DIOS ETERNO

Nunca lo hagamos menos que Dios, como lo hacen los Testigos de Jehová y otros cultos falsos. El liberalismo religioso también ha negado la deidad de Cristo, enfatizando Su humanidad como nuestro “gran maestro” “ejemplo perfecto” “profeta importante” etc.

Romanos 9:5 es una de las afirmaciones más perentorias sobre la deidad de Cristo que se encuentran en la Biblia. Pablo declara en los términos más precisos que Cristo, quien según la carne vino de Israel, es nada menos que Aquel que es SOBRE TODAS LAS COSAS, DIOS BENDITO POR LOS SIGLOS.

Sin embargo, la erudición moderna ha realizado todo esfuerzo por evitar las implicaciones obvias de tal afirmación, y con ese objeto han estado jugando un ingenioso juego de repuntuación. Ellos han puesto mañosamente un punto después de “Cristo” (… Cristo. Dios, el cual es sobre todas las cosas sea bendito por los siglos) o después de “sobre todas las cosas” (…Cristo, que es sobre todas las cosas. Dios sea bendito por los siglos), pero en todos los casos hacen que la doxología no se refiera a Cristo, sino a Dios el Padre. Si permitimos una puntuación semejante, el versículo se vuelve dudoso y Romanos 9:5 no puede usarse como prueba de la deidad de Cristo.

¿La puntuación de este versículo depende del capricho del traductor? ¿Hay alguna manera segura de saber cuál versión es correcta? En verdad, cuando Romanos 9:5 se examina objetivamente a la luz de las reglas del contexto, lenguaje, uso y gramática, el traductor reverente puede llegar con seguridad a una sola conclusión. Considera los siguientes hechos:

1) Como todo Testamento griego interlinear revela, el texto griego puede traducirse como sigue: “de los cuales vino Cristo según la carne el cual es sobre todas las cosas Dios bendito por los siglos Amén”. ¿Cómo puntuarías esta frase? (He omitido deliberadamente toda puntuación).

2) De acuerdo con un pasaje paralelo en Romanos 1:3-4, esperaríamos que Pablo dijera algo sobre la deidad de Cristo en Romanos 9:5. En Romanos 1:3-4 Pablo dijo (permítame parafrasear), “en cuanto a Su Humanidad, Él es del linaje de David; pero en cuanto a Su deidad, ÉL es el Hijo único de Dios”. De igual modo en Romanos 9:5, “en cuanto a Su humanidad, ÉL vino de Israel, pero en cuanto a Su deidad, ÉL es sobre todo, Dios bendito por los siglos”. O como Hodge ha escrito, “Cristo, según la carne era un israelita, pero según Su naturaleza superior, era el Dios supremo”. Esperaríamos esa antítesis.

3) Hay otros dos lugares en que Pablo usa la expresión “bendito por los siglos”:

i. Romanos 1:25:”. . . el Creador, el cual es bendito por los siglos”.

¿Quién es “bendito por los siglos”? EL CREADOR.

ii. 2 Corintios 11:31: “El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos”.

¿Quién es “bendito por los siglos”? EL DIOS Y PADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

De modo que, si seguimos el mismo molde:

Romanos 9:5: “. . .Cristo, quien es sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos.

¿Quién es “Dios bendito por los siglos”? CRISTO QUIEN ES SOBRE TODAS LAS COSAS.

De modo que de acuerdo al uso de Pablo, la doxología debe referirse a Cristo.

4) Los traductores liberales no tiene un verdadero precedente para hacer “Dios bendito” una doxología independiente. La forma normal de doxologías tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento (y en otra literatura antigua) es casi siempre “Bendito sea Dios” y no “Dios sea bendito”. Comparar 1 Reyes 8:15,56; Efesios 1:3; 2 Corintios 1:3; 1 Pedro 1:3; etc.

5) La interpretación que hace que el pasaje se refiera a Cristo calza con la estructura de la frase, en cambio la interpretación que toma las palabras como una doxología dirigida en forma independiente al Padre, es amañada y no es natural. A.T.Robertson, el distinguido gramático, agrega: “Comenzar una nueva frase para la doxología es abrupto e inconveniente”.

6) Los padres de la Iglesia entendían en forma casi unánime que el pasaje se refiere a Cristo.

7) Finalmente, si es tan abrumadora la evidencia que las palabras “Dios bendito” se refieren a Cristo, ¿por qué tantos eruditos modernos quieren traducirlas de una manera diferente? Su principal argumento es realmente chocante. Ellos dicen que en ninguna otra parte de sus epístolas genuinas, Pablo jamás designa a Cristo como Dios: “Es casi imposible que Pablo quisiera expresar la grandeza de Cristo llamándolo Dios bendito por los siglos”. ¿No ves aquí algún prejuicio? Aparentemente, estos críticos incrédulos nunca han leído lo que Pablo dijo sobre Cristo en Tito 2:13 o Colosenses 2:9 o Filipenses 2:6 (“igual a Dios”).

En conclusión, permítame citar las palabras de Charles Hodge y Henry Alford quienes afirman que la expresión “Dios bendito” sólo puede referirse a Cristo: “Considerando las mínimas reglas de redacción, este importante pasaje se puede interpretar de una sola manera”. La versión dada más arriba (que señala la deidad de Cristo) no es entonces solo la más compatible con los usos del Apóstol, sino que es la única admisible según las reglas de la gramática y redacción”.

Antes de dejar el tema de la deidad de Cristo, es provechoso leer lo que C.S.Lewis tuvo que decir acerca de las notables afirmaciones hechas por Jesús mismo:

Entre los judíos apareció repentinamente un hombre que andaba hablando como si ÉL fuera Dios. ÉL asegura que perdona pecados. ÉL dice que ÉL ha existido siempre. ÉL dice que vendrá a juzgar al mundo al final de los tiempos. Algunas de sus afirmaciones pasan desapercibidas por nosotros, porque las hemos escuchado tantas veces que ya no vemos su significado. Me refiero a la afirmación de perdonar pecados, cualquier pecado. A menos que el que habla sea Dios, esto es realmente tan descabellado que parece divertido. Él dijo a la gente que sus pecados estaban perdonados y nunca esperó para consultar a todas las demás personas a quienes sus pecados sin duda habían herido. Resueltamente se comportaba como si ÉL fuera la parte principalmente afectada, como si Él fuera la persona principalmente ofendida por las ofensas. Esto sólo tiene sentido si ÉL realmente es Dios cuyas leyes han sido quebrantadas y cuyo amor es herido con cada pecado. En la boca de cualquier orador que no sea Dios, estas palabras implicarían lo que yo solamente puedo ver como una necedad y un engaño que no tienen rival en la historia.

Sin embargo (y esto es la cosa extraña y significante) hasta Sus enemigos, cuando leen los evangelios, no reciben la impresión de necedad o engaño. Menos aún los lectores desprejuiciados. Cristo dice que ÉL es “manso y humilde” y nosotros le creemos, sin darnos cuenta de que si ÉL fuera un mero hombre, la mansedumbre y la humildad son las últimas características que podríamos atribuir a alguien que dice las cosas que ÉL dijo.

(Lunático, Mentiroso o Señor)

Estoy tratando de prevenir que alguien diga esa cosa tonta que la  gente a menudo dice sobre ÉL: “Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro de moral, pero no acepto Su afirmación de que es Dios”. Eso es algo que no podemos decir. Un hombre que es solamente un hombre y dice esa clase de cosas que Jesús dijo, no podría ser un gran maestro de moral. ÉL sería un lunático—al nivel de alguien que dice que es un huevo escalfado – o sería el diablo del mismo infierno. Tienes que escoger. Este hombre era y es el Hijo de Dios o es un malvado o algo peor. Puedes hacerlo callar por necio, puedes escupirle y matarle como a un demonio; o puedes caer a Sus pies y llamarle Señor y Dios. Pero no vengamos con el condescendiente disparate de que ÉL es un gran maestro humano. Él no nos ha dejado esa opción y no era esa tampoco su intención.

                                                                 (Mero Cristianismo, libro 2, final capítulo 3)

(Nota: Compartimos la cita anterior porque el autor hace una excelente observación y lo dice muy bien. El uso de esta cita no intenta ser una aprobación de C.S.Lewis o de alguna de sus enseñanzas).

Romanos 9:6

Las Promesas: En Su Palabra, Dios ha dado maravillosas promesas a los israelitas. Él les prometió la tierra (Génesis 15:18; 17:8). ÉL les prometió que de Abraham procedería una gran nación (Génesis 12:2), la cual nunca dejaría de ser una nación delante de Dios (Jeremías 31:36-37). ÉL prometió un reino futuro durante el cual habría justicia en toda la tierra (Jeremías 23:5) y paz en todo el mundo (Miqueas 4:3). ÉL prometió a los israelitas que ÉL haría un nuevo pacto con ellos que incluiría el perdón de pecados y una relación única con Dios (Jeremías 31:31-34 y ver Ezequiel 36:24-29). Y lo más importante, ellos disfrutarían de la presencia personal de Jehová Mismo (Jehová Jesús) en medio de ellos (Isaías 33:17, 22; Ezequiel 48:35; Jeremías 23:5-6).

El Problema: Cuando Pablo escribió a los Romanos, la mayoría de los judíos estaba rechazando a Cristo y rechazando el evangelio. El evangelio que Pablo predicaba dejaba muy en claro que los que rechazaban a Cristo estaban condenados y perdidos por la eternidad, y esto incluye a los judíos incrédulos. El evangelio estaba llegando a más y más naciones gentiles. Cuando comenzó la iglesia, ésta estaba compuesta por creyentes judíos (Hechos 2), pero al paso del tiempo, más y más gentiles eran salvos y llegaban a formar parte del cuerpo de Cristo. De modo que tenemos un problema: ¿Qué de los judíos que rechazan creer en Cristo? ¿Qué de los muchos judíos que enfrentarán la ira de Dios por rechazar a Cristo y que nunca participarán en el reino prometido? SI DIOS HA PROMETIDO A LOS ISRAELITAS TODAS ESTAS COSAS, ¿POR QUÉ MUCHOS ISRAELITAS NUNCA VERÁN EL CUMPLIMIENTO DE ESTAS PROMESAS? ¿Ha fallado Dios en guardar Su Palabra?

No ha fallado”. La Palabra de Dios no ha fallado. Las promesas de Dios a Israel nunca caerán en tierra sin cumplirse (Josué 21:45). Dios nunca ha quebrantado y nunca quebrantará ninguna de las promesas que ÉL hizo a Abraham, Isaac o Jacob. PERO SI DIOS CUMPLE SUS PROMESAS, ¿CÓMO EXPLICAS EL HECHO DE QUE MUCHOS JUDÍOS NUNCA VERÁN EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS? Pablo lo explica dando un principio: No todos los que descienden de Israel son israelitas. No son israelitas todos los que descienden de Israel. Sólo porque desciendes de Israel (es decir, eres un descendiente de Jacob) no te hace un verdadero israelita. Sólo por ser un judío, eso no te hace un verdadero judío. Sólo por ser exteriormente un judío, eso no te hace un judío interiormente (Romanos 2:28-29). Sólo por haber sido circuncidado exteriormente, eso no significa que has sido circuncidado en el corazón (Romanos 2:28-29).

Romanos 9:7

Pablo comienza ahora a ilustrar el principio de que puedes descender de alguien muy importante y, sin embargo, no ser bendecido por Dios y no ser un receptor de las promesas de Dios. Es interesante notar que Pablo se dirige primero al libro de Génesis, ilustrando este punto por las vidas de Abraham, Isaac, Jacob, etc. El espera que el lector esté muy familiarizado con el libro de Génesis. Más adelante en el capítulo, él usará el ejemplo del Faraón, asumiendo así que el lector domina el contenido del Éxodo. Luego en el capítulo, él citará a Oseas e Isaías y él asume que el lector está familiarizado con estos libros. Recuerda, en el libro de Romanos Pablo cita del Antiguo Testamento como 60 veces. Es muy trágico que con todas las Biblias que circulan hoy en América, la mayoría de las personas sean tan ignorantes de la Biblia. Para la mayoría de las personas (aún para la gente que asiste a la iglesia), la mayoría de las páginas de las Escrituras son territorio desconocido. Cuando abres tu Biblia, ¿te encuentras ante un territorio inexplorado y extraño o te encuentras en un lugar que te es familiar y bien conocido? Que Dios nos ayude a estar cada día más en casa en Su Palabra.

Considera el versículo 7 –Isaac no era el único hijo de Abraham. Ismael era el hijo primogénito de Abraham e Isaac nació varios años después. De modo que Abraham tuvo dos hijos (dos que eran de la simiente de Abraham), pero solo uno de esos hijos pudo decir realmente, “Soy un verdadero hijo de Abraham”. Ambos eran físicamente hijos de Abraham, pero en la esfera espiritual, Dios escogió solo a uno de esos hijos para ser el que recibiría las bendiciones y las promesas (ver Génesis 17:19-21; 21:12).

En los días de Cristo, los judíos se enorgullecían de ser hijos de Abraham (ver Mateo 3:9; Juan 8:33, 37, 39, 44). Los judíos pensaban que todos los que procedían de Abraham eran bendecidos y eran recipientes de las promesas. Ellos pensaban equivocadamente que todos los que descendían de Israel eran el verdadero Israel. Ellos fallaron en darse cuenta de que un verdadero judío debía tener cuatro PADRES—Abraham, Isaac, Jacob y DIOS. Compare a los ismaelitas (los árabes de hoy) que pueden reclamar a Abraham como su padre. Compare los descendientes de Esaú (edomitas) que pueden reclamar a ambos, Abraham e Isaac. Comparar los incrédulos judíos de los días de Cristo que reclamaban a Abraham, Isaac y Jacob (los tres) como sus padres, pero el problema es que Dios no era su padre (Juan 8:42). Necesitas a los cuatro para calificar como verdadero judío: Abraham, Isaac, Jacob y DIOS. Una persona llega a estar relacionada correctamente con Dios sólo por fe personal.

Romanos 9:8-9

Ismael era un hijo de la carne; Isaac era el hijo de la promesa (ver Gálatas 4:22-23, 28). El nacimiento de Ismael fue natural (Génesis 16). No sucedió porque Abraham escuchara a Dios, sino porque escuchó a su esposa. Fue el intento carnal de ayudar a Dios a cumplir Su promesa. El resultado fue Ismael, el hijo de la carne. El nacimiento de Isaac fue sobrenatural (Génesis 18:14). Fue un nacimiento milagroso— ¡Dios lo hizo! Dios cumplió Su promesa de una manera notable. Isaac fue el hijo de la promesa. El punto que Pablo estaba haciendo es éste: Abraham tuvo dos hijos, pero sólo uno de estos hijos participó de las promesas del pacto y llegó a formar parte del linaje escogido que llegaría a ser una gran nación y de la cual vendría el Mesías. Isaac fue incluido; Ismael quedó excluido.

Romanos 9:10

Aquí hay otro ejemplo que es aún más asombroso. En el caso de los hijos de Abraham las madres eran diferentes y los nacimientos fueron diferentes. En el caso de los hijos de Isaac, tenemos a la misma madre y al mismo padre (“concibió de uno, de Isaac nuestro padre”) y un mismo nacimiento. Era un nacimiento y dos hijos (mellizos). El primogénito fue rechazado y el que nació segundo, fue escogido (v. 12-13). Si los hombres escogieran, el escogido sería Esaú, porque usualmente el hijo primogénito era el hijo preferido, y Esaú fue ciertamente el hijo favorecido por su padre (ver Génesis 25:28). Pero la elección pertenecía a Dios y no al hombre.

Romanos 9:11-12

Ver Génesis 25:23. Cuando los dos hijos estaban aún en su vientre y aún no habían nacido, Dios habló a Rebeca y dijo, “El mayor (el primogénito Esaú) servirá al menor (Jacob)”. Dios escogió al menor y no escogió al mayor y con esa elección, ÉL hizo mayor al menor. Esta elección fue hecha antes de que los hijos hubieran nacido y antes de que hubieran hecho bien o mal. El propósito de Dios, de acuerdo a Su elección, debe permanecer (perdurar sin cambios). ¿Cuál es la base de la elección de Dios? No es “por obras”. La elección no es por obras, no es por méritos, no es por virtudes (tú no eres escogido porque merezcas ser escogido). No está basada en obras. La elección de Dios es “por el que llama”. Está basada en Dios Mismo. La razón de la elección se encuentra en el que escoge y no en el escogido. Así, Isaac tuvo dos hijos, pero solamente uno de ellos pudo decir realmente, “Soy un verdadero hijo de Abraham e Isaac”. Físicamente, ambos eran hijos, pero en la esfera espiritual, Dios escogió solamente a uno para recibir las bendiciones y las promesas.

Romanos 9:13

Encontramos esta cita en Malaquías 1:2-3. Es Dios el que está hablando y esta es una aseveración muy fuerte. Una mujer dijo una vez al Sr. Spurgeon, “No puedo entender por qué Dios dijo que ÉL aborrecía a Esaú”. Spurgeon contestó, “Eso no me causa problema, señora. Mi problema es que no entiendo cómo Dios pudo amar a Jacob”. En verdad, Jacob era todo un bribón. Todos los hombres lo son. Lo asombroso no es que los hombres estén perdidos y estén destinados al infierno, porque eso es lo que todos merecemos. Lo asombroso es que alguien sea salvo y esté destinado al cielo. El juicio de Dios no es asombroso, porque eso es exactamente lo que nos hemos ganado. Lo que es asombroso, es la gracia de Dios. Ver Salmo 5:5 y compare el v.4 (es asombroso que a alguien le sea permitido entrar a la presencia de Dios). ¿Cómo podemos entender la palabra “aborrecer” en Malaquías 1:2-3? Comparar Lucas 14:26 con Mateo 10:37 (nuestro amor por el Señor tiene que ser tan grande que, en comparación, nuestro amor por cualquier otro parece odio). Otro pasaje instructivo es Génesis 29:16-18, 30, 33. Jacob escogió a Raquel. El la escogió para que fuera su cónyuge. El escogió amarla. Lea fue aborrecida en el sentido de que ella no fue escogida. El asunto en Romanos capítulo 9 es este: ¿A QUIÉN HA ESCOGIDO DIOS? El punto principal de Pablo es: No todos los que descienden de Israel son israelitas. Dentro de Israel hay un grupo especial conocido como el Israel escogido (el verdadero Israel, el Israel creyente). El asunto que aquí se trata es la ELECCIÓN. De modo que cuando Dios dice “a Esaú aborrecí”, significa “No he escogido a Esaú”. Cuando dice “Amo a Jacob”, significa “he escogido a Jacob y mis promesas y bendiciones se cumplirán en él y en su simiente después de él”.

PRINCIPIO = NO TODOS LOS QUE DESCIENDEN DE ISRAEL SON ISRAELITAS

LAS ILUSTRACIONES DE PABLO:

Aplicación: Los que hoy creen en el Señor Jesucristo, son los hijos de Abraham (la simiente de Abraham). Ver Gálatas 3:9, 26, 29 y Romanos 4:11-12, 16. Abraham es el padre de todos los creyentes (de todos los creyentes, sean judíos o gentiles). Los creyentes gentiles son descendientes espirituales de Abraham, no descendientes físicos. Los judíos creyentes son descendientes físicos y espirituales de Abraham. Los judíos incrédulos son descendientes físicos pero no espirituales de Abraham. Los gentiles incrédulos no tienen ninguna relación con Abraham. ¿Cuál es tú relación con Abraham?

Romanos 9:14

Pablo anticipa una objeción: “¿Cómo puede Dios escoger a una persona y no escoger a otra persona? Eso no es justo”. Esto lleva a una pregunta importante: “¿Qué hay injusticia en Dios?” (En el griego, esta pregunta exige una respuesta negativa). “Injusticia” = maldad, arbitrariedad,  mala acción o mala decisión, parcialidad, atropello. ¿Hay injusticia (incorrección) en Dios? ¡Perezca ese pensamiento! (¡Dios no lo permita!). Dios es perfectamente justo, correcto y honesto en todo lo que hace. Hay injusticia en Esaú y en Jacob y en cada uno de nosotros, pero no en Dios. La INJUSTICIA está en el hombre, pero no en Dios (ver Romanos 1:18, 29; 2:8; 3:5; 6:13 donde se encuentra esta misma palabra “injusticia”; comparar también Romanos 3:10). Clarifiquemos de una vez por todas: EL JUEZ DE TODA LA TIERRA HARÁ LO QUE ES JUSTO (ver Génesis 18:25). Si Dios fuera injusto, dejaría de ser Dios. ¡El Dios Justo no puede hacer mal!

Si Dios operara en base a las obras de los hombres o del mérito humano o de la calidad humana (lo que el hombre merece recibir de Dios), o si Dios operara en base a la absoluta justicia, ENTONCES NINGUNO DE NOSOTROS LO LOGRARÍA. Todos nosotros merecemos la ira y el juicio de Dios. Todos merecemos el infierno de Dios. Si Dios enviara a CADA UNO DE NOSOTROS al lago de fuego para siempre, ÉL SERÍA PERFECTAMENTE JUSTO Y CORRECTO, porque esto es lo que cada uno de nosotros merecemos (Romanos 6:23a; Romanos 1:32; 1:18). Lo asombroso no es que Dios salve a unos pocos, sino que Dios sea misericordioso con alguien. Lo asombroso no es que muchos sean juzgados, sino que alguien sea justificado. Lo asombroso no es que Dios aborreciera a Esaú, sino que Dios amara a Jacob. Los que meditan sobre los misterios de la elección de Dios, nunca deberían dejar de maravillarse y de estar agradecidos de que Dios, en Su infinita gracia y misericordia, haya escogido a algunos: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios OS HAYA ESCOGIDO desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tesalonicenses 2:13).

Romanos 9:15

Aquí aprendemos de la maravillosa misericordia y compasión de Dios. El Dios soberano derrama Su misericordia sobre algunos (“del que yo tenga misericordia”). Objeción: “¿Pero por qué Dios no tiene misericordia de todos?” Pero el objetante no comprende el verdadero sentido de todo esto. La verdadera pregunta es ésta: “¿Por qué tiene Dios misericordia de alguien? Ninguno de nosotros merece la misericordia de Dios. No merecemos ni siquiera una gota de la misericordia de Dios”. Si Dios no tuviera misericordia de nadie y derramara Su juicio sobre cada persona, ÉL sería absolutamente justo, porque esto es exactamente lo que cada persona merece. Lo asombroso es que Dios tenga misericordia de alguien. Lo asombroso es que alguien llegue a ser salvo.

Pablo está citando Éxodo 33:19 y es importante entender el contexto del pasaje. En Éxodo capítulo 32 los hijos de Israel se habían apartado rápida y perversamente del camino que Dios les había ordenado (v.8) y habían hecho un becerro de oro, violando el segundo mandamiento. El pueblo era culpable y todos ellos merecían ser juzgados y destruidos (ver Éxodo 32:10—Dios podría, con toda justicia, haberlos destruido a todos). Es asombroso que sólo murieran 3000 (Éxodo 32:28). Comparar la preocupación de Moisés por su pueblo (Éxodo 32:32) con la preocupación de Pablo por los judíos (Romanos 9:1-3). Que nunca dejemos de maravillarnos por la gran misericordia de nuestro Dios (Éxodo 34:5-7) y que, como Moisés, inclinemos nuestras cabezas y lo adoremos (Éxodo 34:8), diciendo, “Señor, no hay injusticia en TI”.

Romanos 9:16

Este versículo está hablando de la misericordia que Dios concede: “. . .Dios tiene misericordia”. ¿Sobre qué base concede Dios Su misericordia? Note lo que dice el versículo, “No depende del que . . .ni del que. . .SINO DE DIOS”. No depende del hombre, sino de Dios. Comparar Juan 1:13.

No depende del que quiere” =no depende del deseo o de la voluntad o del querer del hombre; “Ni del que corre” = no depende de los esfuerzos del hombre (tenaz afán y desvelo).

No depende del esfuerzo ni de la voluntad humana que Dios otorgue Su misericordia. Depende de Dios, de Aquel que dijo, “Tendré misericordia del que yo tenga misericordia”. Recuerda, nadie merece la misericordia. Nosotros merecemos ira (Efesios 2:3-5). Pero Dios es RICO en misericordia (comparar Romanos 10:12).

Romanos 9:17 (una cita de Éxodo 9:16 y comparar Éxodo 14:4)

Aquí tenemos el ejemplo de Faraón, un hombre famoso por su obstinado y duro corazón y su negativa pecaminosa de hacer lo que Dios le dijo. Aquí hay un hombre que no obtuvo misericordia y cuyo corazón fue endurecido (Romanos 9:18b). Pero antes de condenar a Faraón por su maldad, necesitamos recordar que todos tenemos un corazón como el de Faraón (Jeremías 17:9). Todos los hijos de Adán son corruptos (Salmo 14:1-3) y totalmente depravados (Rom. 3:9-19).

“Mostrar” = demostrar, exhibir, manifestar, exponer (comparar Rom.9:22 y Efesios 2:6-7). Dios tenía un propósito al levantar a Faraón. Dios quería MOSTRAR Y EXHIBIR SU PODER y Dios quería ANUNCIAR SU NOMBRE por toda la tierra. La salvación de pecadores es muy importante para Dios (1 Timoteo 1:15; Juan 3:17, etc.), pero no es lo más importante para Dios. Lo que sobre todas las cosas interesa a Dios es SU PROPIA GLORIA (la demostración, manifestación y revelación de QUIÉN ES ÉL).

Dios pudo darse a conocer de una manera maravillosa por medio de Faraón. Faraón era un gobernante muy poderoso y su reputación se extendía a lo largo y ancho del mundo. En muchos aspectos, el imperio egipcio no tenía rivales.

Anunciado por” = declarar por, proclamar a lo largo y ancho. Por causa del trato de Dios con Faraón, los gentiles llegarían a saber algo del poder del Dios de Israel (ver Josué 2:9-10; 1 Samuel 4:7-8).

Romanos 9:18

“De modo que ÉL tiene misericordia de quien ÉL quiere y endurece a quien Él quiere”. Es Dios quien muestra misericordia; es Dios quien endurece el corazón (el verbo significa “hacer duro o seco”). El mismo sol que derrite la mantequilla, también endurece la arcilla. “El que es perdonado, no puede decir que lo fue por ser mejor que otros; mientras que el que es condenado, tiene que reconocer que recibe nada más que la justa recompensa por sus pecados” (Hodge). Los que se pierden sólo pueden culparse a sí mismos; los que son salvos, se lo agradecen solo a Dios. El hombre recibe toda la culpa (y la merece); Dios recibe todo el mérito (y ÉL lo merece). Dios recibe toda la gloria (1 Corintios 1:29-31).

Al meditar en el trato de Dios con Faraón, debemos recordar varias cosas:


1) Dios no fue injusto con Faraón, porque Dios nunca es injusto (Romanos 9:14).

2) Dios endureció el corazón de Faraón (Éxodo 4:21; 9:12; Rom.9:17-18).

3) Faraón endureció repetidas veces su corazón (Éxodo 8:32).

4) Dios fue extremadamente paciente con Faraón (Rom. 9:22). Faraón dijo repetidas veces “NO” a Dios y Dios esperó y le dio oportunidades adicionales (si tú o yo fuésemos Dios, seguramente habríamos destruido mucho antes a este hombre).

5) Dios fue glorificado en este hombre (Éxodo 9:16; 14:4).

Romanos 9:19

Pablo anticipa otra objeción: “¿Por qué entonces Dios nos censura y nos culpa? Porque, ¿quién puede resistir Su voluntad?” Si Dios nos endurece, ¿por qué nos culpa por ser duros? “Resistir” = oponerse, estar en contra. Podemos imaginarnos a Faraón diciendo, “¿Cómo puede Dios culparme? Yo solo estoy haciendo la voluntad de Dios y estoy dando gloria a Dios”.

Romanos 9:20

Es interesante que Pablo en realidad no conteste la objeción, sino que nos muestra cuál debería ser la actitud de nuestro corazón delante del Señor. En Romanos capítulo 9 Pablo está tratando  con doctrinas que son muy difíciles de entender (el propósito de Dios conforme a la elección-v.11; Dios otorgando soberanamente misericordia- v.15-16; Dios mostrando misericordia a algunos y endureciendo a otros—v.18; etc.). Hay una sola manera de entender estas cosas. Debemos ponernos en el lugar apropiado delante de Dios (comparar Éxodo 34:8—Moisés inclinó su cabeza y adoró). Debemos darnos cuenta de quienes somos. No solo somos frágiles criaturas hechos de polvo, sino también somos criaturas caídas y depravadas. Solo cuando inclinamos nuestras cabezas y nos humillamos ante nuestro Hacedor, estaremos preparados para aprender el trato soberano de Dios hacia hombres pecadores que sólo merecen la ira y el juicio de Dios.

¿Qué derecho tiene el hombre de debatir con Dios? ¿El hombre sabe más que su Hacedor? ¿Es la criatura más sabia que el Creador?  ¿Quiénes somos nosotros para cuestionar la justicia de lo que Dios hace? ¿Quiénes somos nosotros para poner en duda Su rectitud? El alfarero tiene todo derecho de tomar un trozo de arcilla y transformarlo en el vaso que quiera y el vaso no tiene derecho de reclamar.

Ver Isaías 29:16 donde el profeta muestra lo absurdo que es que la vasija niegue que ha sido hecha (“ÉL no me hizo”) o que neciamente diga que el alfarero no tiene entendimiento (“No sabe nada”). Ver Isaías 45:9 donde el profeta muestra cuan necio sería que el tiesto altercara o discutiera con su hacedor. Comparar Jeremías 18:1-6.

Romanos 9:21

“Potestad” = poder, autoridad, derecho. La pregunta requiere una respuesta afirmativa. SÍ, Dios tiene todo el derecho de hacer un vaso para honra y otro para deshonra. “Masa” = la mezcla con la cual el alfarero forma sus objetos. “Arcilla” = se refiere a la humanidad pecaminosa, caída (Dios no hace pecador al hombre). Como ha dicho Alva McClain,

Pablo no está hablando de la creación del hombre. Dios creó al hombre bueno, santo y justo, pero la arcilla de la cual Pablo está hablando aquí es una arcilla pecaminosa. Todos los hombres son de esa misma arcilla. Todo hombre es un pecador y todo hombre merece el juicio. Dios tiene el derecho de tomar a un hombre de esa masa y tener misericordia de él.

“Vaso” = pieza de alfarería, jarro, plato, etc. Comparar 2 Timoteo 2:20 que también habla de vasos de honra y vasos de deshonra. En el palacio de un rey puede haber un vaso o vasija para poner bellas flores y otra vasija para colocar basura infestada de gusanos. Otra vasija puede usarse para acarrear agua y otra para sacar residuos o desperdicios. El alfarero tiene todo el derecho de hacer diferentes tipos de utensilios para diferentes propósitos.

Romanos 9:22

“Queriendo” = deseoso (esto es lo que Dios quiere): “mostrar”= demostrar (la misma palabra como en el v.17). Dios desea desplegar y exhibir SU IRA (ver Romanos 1:18). La palabra “ira” se refiere a la severidad de Dios y al disgusto divino contra el pecado. No se trata de un mero arranque de enojo, sino de un sólido y permanente estado de enojo contra el pecado; una santa ira e indignación. Estos vasos de ira (se refiere a los que pasan a la eternidad sin haber sido salvos) demostrarán la santidad y la rectitud y la perfecta justicia de Dios (comparar Apocalipsis 16:5—“Justo eres tú oh Señor. . .porque has JUZGADO estas cosas”). “Hacer notorio”= revelar. Dios se deleita en revelarse a Sí Mismo y en darse a conocer a Sí Mismo. Faraón ciertamente llegó a conocer el poder de Dios y los juicios de Dios (comparar Éxodo 5:2, cuando Faraón dijo, “no conozco a Jehová”. Dios procedió a darse a conocer a Sí Mismo a este hombre de una manera muy dramática). Todos los hombres llegarán a conocer a Dios, sea como JUEZ o como SALVADOR.

Nótese cuán misericordioso ha sido Dios aún con estos vasos de destrucción. “Soportó”= aguantar sobrellevar. “Con mucha paciencia”= lento para la ira, esperar antes de enojarse. Dios fue muy paciente con Faraón y con muchos otros incrédulos a través de las páginas de la historia. El trato bondadoso y paciente de Dios con los que se niegan a arrepentirse se ve también en Romanos 2:4-5.

“Preparados para destrucción” –Estos vasos de ira se ajustan perfectamente a la destrucción que merecidamente les pertenece. “Preparados” =dispuestos, ajustados, listos, prontos para la destrucción, merecedores de destrucción. “Preparados para la destrucción” “maduros para la destrucción”. Hay algunos que entienden el verbo en participio perfecto, “habiéndose preparados ellos mismos para destrucción” (Bauer, Atndt&Gingrich). Vine,--“el tiempo perfecto aquí significa que ellos mismos se prepararon para la destrucción” (ver también McClain en Romanos). No dice que Dios los preparara (contraste con el versículo 23 donde se dice claramente que Dios preparó de antemano). En cuanto a la así llamada “doctrina de reprobación” ver bajo Romanos 9:23.

¿Qué quiso decir Pablo cuando dijo que estas personas están “preparadas para destrucción”? Esto está ilustrado en el caso de Faraón.

Dios no lo hizo malvado y obstinado; pero como castigo por su pecado, ÉL trató con él de tal modo que la MALDAD DE SU NATURALEZA se reveló en una forma y bajo circunstancias tales, que lo hizo un objeto preparado para la justicia punitiva de Dios (Hodge).

Piense de esta manera: ¿Cómo puede ser hecho malo un hombre? No es necesario hacer nada. Ya es malo y si es dejado a su propio arbitrio, con el tiempo revelará totalmente la pecaminosidad de su corazón y lo merecedor que es del juicio de Dios. ¿Cómo puede ser hecho bueno el hombre y ser preparado para el cielo? Esto es imposible aparte de la gracia de Dios y el Dios de gracia. El hombre no necesita de Dios para ser malo. El hombre necesita de Dios para ser bueno. El hombre nunca puede ser bueno sin Dios. Había una vez un tratado evangelístico que tenía estas palabras en su cubierta: “¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA PERDERME?” Cuando se abría, el interior estaba en blanco.

“Destrucción”= destrucción eterna, estar arruinado y perdido para siempre, castigado y pereciendo para siempre. La palabra se usa en Mateo 7:13; Filipenses 1:28 (perdición); 3:19; 1 Timoteo 6:9; Hebreos 10:39; 2 Pedro 2:1; 3:7 (perdición) y en otras partes.

Romanos 9:23

Los vasos de misericordia tienen la esperanza y la expectativa de un futuro glorioso y Dios usará a estos vasos para dar a conocer QUIÉN ES ÉL (Su gloriosa Persona- Su misericordia, bondad y gracia). “Preparado de antemano” =alistado de antemano, dispuesto de antemano. En Efesios 2:10 se usa el mismo verbo para referirse a las buenas obras que Dios “preparó de antemano” para que anduviésemos en ellas. Comparar también Mateo 25:34—“heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.

Este versículo deja muy en claro que es DIOS quien ha preparado de antemano los vasos para gloria (en contraste con el v.22 que no dice que Dios preparó los vasos de ira o destrucción).

¿Enseña la Biblia la REPROBACIÓN?

La doctrina de la elección es enseñada claramente en la Palabra de Dios: “Dios os ha escogido (a los creyentes en Cristo) desde el principio para salvación” (2 Tesalonicenses 2:13; comparar también Efesios 1:4; 2 Timoteo 1:9; Colosenses 3:12; etc.). Puesto que se enseña la elección, los hombres han asumido y razonado equivocadamente que lo opuesto también tiene que ser cierto. En otras palabras, si Dios ha escogido a algunos para salvación, también tiene que ser cierto que Dios ha escogido a otros para condenación. Lo opuesto a elección se ha llamado “REPROBACIÓN”, la doctrina de que ciertas personas han sido ordenadas de antemano para condenación o escogidas antes de los tiempos para condenación. Esto puede parecer lógico y razonable a algunos, PERO NO ES BÍBLICO. Aquí hay tres ejemplos de las Escrituras que muestran que la REPROBACIÓN no es una doctrina bíblica:

  1. Romanos 9:22-23. En el versículo 23 se dice que ÉL (Dios) preparó de antemano los vasos de misericordia para gloria. Si la REPROBACIÓN fuera cierta, podríamos esperar que el versículo 22 dijera algo como ésto: los vasos de ira que ÉL (Dios) preparó para destrucción”. Esto no es lo que dice el texto.
  1. Comparar Mateo 25:34 con Mateo 25:41. El reino fue preparado por Dios para los justos desde la fundación del mundo (v.34). Si la REPROBACIÓN fuera cierta, entonces deberíamos esperar que se dijera lo contrario en el versículo 41. Esperaríamos leer, “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado (por Dios) para USTEDES”. No, el fuego eterno no fue preparado para el hombre, sino para el diablo y sus ángeles.
  1. 2 Tesalonicenses 2:10-13. Nótese que en el versículo 13 tenemos una clara declaración de la gloriosa doctrina de la elección (por la cual Pablo daba muchas gracias). El v.10 habla de “los que se pierden”. ¿Por qué se pierden? Si la REPROBACIÓN fuera cierta, esperaríamos que Pablo dijera, “. . . porque Dios no los ha escogido para salvación”. Esto no es lo que dice el v.10. Ellos están condenados, no porque Dios los escogiera para condenación, sino porque ellos “no creyeron a la verdad” (v.12).

C.H. Mackintosh, el muy estimado escritor de los Hermanos, argumenta de una manera similar:

Es muy interesante notar la manera en que las Escrituras toman precaución contra la repulsiva doctrina de la reprobación. Mire, por ejemplo, en Mateo 25:34. Aquí el Rey, dirigiéndose a los que están a Su derecha, dice, “Venid, benditos de Mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Contrástelo con lo que dice a los que están a Su izquierda (v.41): “Apartaos de mí, malditos (ÉL no dice ‘de Mi Padre'), al fuego eterno preparado (no para ustedes, sino) para el diablo y sus ángeles”. Así también en Romanos 9. Hablando de los “vasos de ira” dice “preparados para destrucción” — ciertamente no preparados por Dios, sino por ellos mismos. Por otra parte, cuando habla de los “vasos de misericordia”, dice, “que ÉL preparó de antemano para gloria”. La gran verdad de la elección queda plenamente establecida; el error repulsivo de la reprobación es evitado diligentemente (The Mackintosh Treasury).

Debemos ser muy cuidadosos de no adoptar una enseñanza sólo porque parezca tener sentido o porque sea razonable o lógica. La única prueba segura de cualquier doctrina es ésta: “¿QUÉ DICEN LAS ESCRITURAS?” (Romanos 4:3). Si es conforme a la Biblia, somos responsables de creerlo, tenga o no tenga sentido, lo entendamos o no, parezca ser razonable o no. La Biblia hace muy claro que LOS QUE SON SALVOS Y VAN AL CIELO, PUEDEN DAR SÓLO GRACIAS A DIOS y que LOS QUE ESTÁN PERDIDOS Y CONDENADOS, PUEDEN CULPARSE SÓLO A SÍ MISMOS.

Los que son salvos, sólo a Dios pueden dar gracias por ello: Ver 1 Corintios 1:29-31 (Dios debe recibir todo el reconocimiento); Efesios 2:8-9 (no hay motivo para jactarse); Mateo 16:16-17 (Pedro no se abrió sus propios ojos); Juan 6:44-45, 65 (nadie puede venir al Salvador sin ser sobrenaturalmente capacitado para ello). Los que están perdidos, sólo pueden culparse a sí mismos: 1 Timoteo 2:4 (Dios quiere que todos los hombres sean salvos); Romanos 10:12-13 (Dios es rico para con todos los que lo invocan); Mateo 23:37 (Dios estaba dispuesto, pero el hombre no quería); Juan 5:40 (la razón por al cual el hombre no tiene vida eterna es por su porfiada NEGATIVA a venir al único Salvador); 2 Tesalonicenses 1:8-9 (los que sufren el eterno castigo son los que DESOBEDECIERON las buenas nuevas del evangelio). El hombre tiene que asumir toda la responsabilidad y culpa por su destino eterno.

La persona salva dirá con gratitud, “ESTOY EN EL CIELO GRACIAS A DIOS”. La persona perdida tendrá que decir con verdad, “YO ESTOY EN EL INFIERNO POR CULPA MÍA”. Los que están condenados nunca podrán culpar a Dios o decir, “Estoy condenado porque DIOS NO ME ESCOGIÓ”. Su condenación no se debe a que Dios los rechazara a ellos, sino porque ELLOS RECHAZARON A DIOS: “El que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). “El que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el Nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). “De pecado, por cuanto no creen en Mí” (Juan 16:9). “Y no queréis venir a Mí para que tengáis vida” (Juan 5:40).

El hombre no contribuye a su propia salvación. Es la obra de Dios, “no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Dios no contribuye a la incredulidad del hombre. Esa es obra del hombre. Solamente Dios puede llevar a cabo la salvación. El hombre tiene que creer. Dios debe recibir toda la gloria y todo el mérito. El hombre incrédulo tiene que asumir la culpa. “A Dios sea la gloria, grandes cosas HA HECHO ÉL”. “Soy un gran deudor de la gracia”.

Romanos 9:24

¿Quiénes son estos vasos de misericordia? “ESTO ES, NOSOTROS”. Los vasos de misericordia son los que Dios ha llamado (ver Romanos 8:28, 30). La IGLESIA es la ASAMBLEA LLAMADA POR Dios (ekklesia) compuesta de judíos y gentiles (comparar Romanos 3:29).

Recuerda el trasfondo histórico. El libro de Romanos fue escrito por Pablo alrededor del año 56 D.C., esto es, 25 años después de la muerte y resurrección de Cristo. La mayoría de los judíos no estaba respondiendo al evangelio (Rom. 11:28). Una muy pequeña minoría de judíos había puesto su fe en Jesús como su Mesías, incluyendo a Pablo. Cuando recién comenzó la iglesia, la membresía era totalmente judía (Hechos 2). En Hechos capítulo 10 fueron salvos los primeros gentiles y fueron añadidos a la iglesia. Al paso del tiempo, más y más gentiles vinieron a Cristo y antes de mucho, la mayoría de cristianos eran gentiles. Pronto los judíos salvos llegaron a ser una minoría en las iglesias. Hoy en día, un creyente judío es una rareza. En los días en que Pablo escribió a los Romanos, esto constituía todo un problema: Si los judíos son el pueblo escogido de Dios (Rom. 9:1-5), ¿entonces por qué tan pocos judíos son salvos? “¿Ha desechado Dios a Su pueblo?” (Ver Rom.11:1). En Romanos 9:24 Pablo está ayudando a entender que en esta presente edad el pueblo escogido de Dios son aquellos que ÉL ha llamado “no sólo de los judíos, sino también de los gentiles”.

Hay algunos que creen que la iglesia es el “VERDADERO ISRAEL”. Sin embargo, nótese que Pablo no dice, “A los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros los VERDADEROS JUDÍOS, el VERDADERO ISRAEL, compuesto de judíos salvos y de gentiles salvos”. No, en la Iglesia de Dios no hay judío ni gentil (ver Colosenses 3:10-11; Gálatas 6:15).

Romanos 9:25-26 (estos versículos se centran en los gentiles mencionados en 9:24).

¿Qué derecho tienen los gentiles de ser el pueblo de Dios? ¿Por qué deberían ser incluidos en  aquella especial asamblea llamada por Dios, la iglesia? En el pasado, los gentiles no habían sido el pueblo de Dios. Los judíos habían sido el pueblo de Dios. ¿Cómo puede Dios dejar que un pueblo llegue a ser Su pueblo, si previamente no habían tenido en absoluto una real y recta relación con Dios?

Pablo responde a esto citando dos pasajes del libro de Oseas. Ver Oseas 2:23 (Rom.9:25) y Oseas 1:9-10 (Rom.9:26). El profeta Oseas se refiere a Israel, las diez tribus del norte, que se habían apartado del Señor y que se habían vuelto a la idolatría. Por su infidelidad, Dios los deshereda y los llama “LOAMMI” (Oseas 1:9), una expresión hebrea que significa “no Mi pueblo”. “Porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios” (Oseas 1:9). Sin embargo, nos asombra leer que en el futuro Israel será restaurado nuevamente en el favor de Dios y que Dios los reclamará como propios: “les será dicho: Sois hijos del Dios viviente” (Oseas 1:10 y ver 2:23). Estos judíos se apartaron de Dios y se volvieron a un estado apóstata y pagano, pero Dios promete que un día estos israelitas serán restaurados a Su favor. Aunque Oseas se estaba refiriendo a los israelitas, el principio se aplica a los gentiles. El principio es éste: Dios, en Su misericordia, traerá a un pueblo, previamente rechazado, a una relación con ÉL.  Pablo aplica este principio a los gentiles: ellos no eran el pueblo de Dios, pero ahora lo son. Lo que se enfatiza en esta cita de Oseas es la soberana y compasiva gracia de Dios mostrada hacia aquellos que (sean judíos o gentiles) carecen del derecho de considerarse a sí mismos pueblo de Dios (ver 1 Pedro 2:9-10).

Romanos 9:27-29 (estos versículos se centran en los judíos mencionados en 9:24)

“Bien, dejaremos que los gentiles sean parte del pueblo de Dios, pero, ¿qué de los judíos? ¿No son los judíos el pueblo de Dios? ¿Por qué no pueden todos los judíos ser el pueblo de Dios? ¿Por qué se opone al evangelio la vasta mayoría de los judíos y son enemigos de la cruz (11:28)? ¿Por qué son tan pocos los judíos que han reconocido a Cristo como Salvador y lo han recibido por fe?”

Pablo responde estas preguntas en Romanos 9:27-29. Su punto principal: Sólo un pequeño remanente de judíos será salvo. La mayoría se perderá y perecerá. Pablo cita de las Escrituras judías del Antiguo Testamento que enseñan claramente que esto sería así. El cita Isaías 10:22-23 e Isaías 1:9.

Clama” = llamar, exclamar (indica el urgente discurso del profeta). “Como la arena del mar” = un número incontable (tantos, que no los puedes contar). “Remanente” = parte pequeña, pequeño grupo sobreviviente. De los millones y millones de judíos, sólo un pequeño número (un remanente) será salvo. El resto perecerá. Comparar Romanos 9:6—Dentro de la nación de Israel (los judíos) hay un grupo mucho más pequeño conocido como el verdadero Israel o el Israel elegido o el remanente piadoso (ver Romanos 11:5—“un remanente escogido por gracia”).

Romanos 9:28 habla del juicio de Dios. Dios podará y recortará a la nación de modo que quedará sólo un remanente. Cuando Dios juzga, es poco lo que queda. (“Ejecutará Su sentencia” llevará a su fin, completará Su resolución). La mayoría de los judíos serán “enjuiciados” (cortados), pero un remanente será salvo. Compare “el tiempo de angustia para Jacob” (Jeremías 30:7) cuando dos tercios de la nación serán cortados de ella y se perderán (Zacarías 13:8).

Romanos 9:29 parece responder a una objeción: “No es justo que sólo unos pocos (un pequeño remanente) sea salvo. ¿Por qué no puede ser salva la mayoría de los judíos? ¿Por qué habrá solo unos pocos sobrevivientes?” Paro al leer el versículo, debemos estar agradecidos de que habrá ALGUNOS SOBREVIVIENTES. Gracias a Dios que algunos serán salvos. No hubo sobrevivientes en Sodoma. Ningún habitante de Sodoma escapó (Lot no era sodomita, aunque él vivía allí). Fue una DESTRUCCIÓN TOTAL. Ellos fueron TOTALMENTE destruidos. “Señor de los ejércitos” = “Señor de las huestes” (Señor del Universo, Soberano, Comandante y Jefe). “Descendencia”—esta palabra debería relacionarse con la palabra “remanente” del v. 27.

Romanos 9:30-31

Iban tras” = seguían, perseguían, lograr alcanzar algo. Los gentiles no iban en busca de la justicia de Dios, pero terminaron recibiéndola, poniendo simplemente su fe en Jesucristo (Romanos 3:22-24; 4:5; 5:1). Los judíos buscaban la ley de la justicia y trataban diligentemente de guardar la ley, pero nunca obtuvieron la justicia de Dios, porque la justicia de Dios no  se consigue por las obras de la ley (Rom.3:20; 10:3-4; Gálatas 2:16). Para alcanzar y obtener la justicia por la ley, una persona tendría que cumplir perfectamente la ley en cada momento de su vida. Ningún judío (o gentil) pecador ha hecho esto jamás y jamás podría hacerlo (Gálatas 3:10-11). Los gentiles no buscaban la justicia de Dios, pero escucharon el evangelio, confiaron en Cristo y fueron justificados total y gratuitamente (multitudes de gentiles habían abrazado el Cristianismo cuando el libro de Romanos fue escrito). Los judíos estaban a la siga de la justicia de Dios, pero trataban de conseguirla de manera equivocada, dependiendo de ELLOS MISMOS en vez de depender del SALVADOR (Rom.10:3). Ellos no lograron ni alcanzaron la justicia que buscaban y necesitaban desesperadamente. Los judíos buscaron, pero no encontraron. Los gentiles no buscaron, pero encontraron. (Como un hombre que ha estado buscando oro durante toda su vida sin encontrarlo; otro hombre que no está buscando oro, excava un fundamento para su casa y se encuentra con una gran veta de oro. Otro ejemplo: un cazador persigue a una liebre durante todo el día sin lograr alcanzarla. Otro hombre que no estaba cazando, va caminando en el momento preciso y en el lugar preciso y sucede que una liebre salta a sus brazos).

Otra ilustración: Imagínate a mucha gente que está en el muelle del puerto de Nueva York tratando de dar un salto para llegar a Londres. Esto es una absoluta imposibilidad (tal como es absolutamente imposible que hombres pecadores guarden la santa ley de Dios). Ninguno de los saltadores lo logra, aunque algunos logran saltar más lejos que otros. Pero todos quedan muy lejos de la distante costa de Londres. Otra persona no está tratando de saltar. Está allí parado observando a todos esos necios saltadores. Sucede que se sube a un barco que está junto al muelle para poder observar mejor y, repentinamente, el barco abandona el muelle y lo lleva a Londres. Los saltadores que estaban tratando de lograrlo por sí mismos, no lo consiguieron y no alcanzaron su meta. El espectador logró llegar a Londres (aunque no estaba tratando de llegar allá) en virtud del barco que hizo todo el trabajo. Comparar 1 Pedro 3:18.

Romanos 9:32-33

¿Por qué Israel no alcanzó la justicia de Dios? Porque trataron de lograrla de una manera equivocada. Y rechazaron a Cristo mismo, cuya muerte en la cruz habría hecho posible que fueran justificados. Pablo cita nuevamente del Antiguo Testamento (ver Isaías 8:14 y 28:16). Piensa otra vez en la ilustración del barco. El pueblo judío está tratando (con sus propias fuerzas) de saltar a Londres y ninguno lo está logrando. Llega un barco (que representa a Cristo que los puede llevar a donde necesitan estar –1 Pedro 3:18). Ellos resienten esto y están ofendidos (“Saquen este barco de nuestro camino. Estamos tratando de saltar”). Todo lo que ellos necesitaban hacer era subirse al barco y dejar que hiciera todo el trabajo para llevarlos a Londres (el barco representa a Cristo; subirse al barco representa la fe; saltar representa tratar de llegar a Dios por las obras de la ley o por los propios esfuerzos religiosos del hombre).

Comparar Mateo 21:42-44. ¿Cuál es tu relación con la Piedra, Cristo Jesús? Tres alternativas:

1) Puedes tropezar sobre la piedra y ser quebrantado (1 Pedro 2:8); 2) Puedes dejar que la piedra caiga sobre ti y te pulverice. 3) Puedes pararte firme sobre la piedra y estar salvo y seguro (un cuadro de la fe). Apliquemos estas tres alternativas a la ilustración del barco: 1) tropezar con el barco y ser herido; 2) saltar al agua y tener al barco atropellándote; 3) subir al barco y dejar que te lleve a Londres.

Romanos 9 ha enfatizado la soberanía de Dios. Estamos ahora preparados para examinar Romanos 10, que enfatiza la responsabilidad del hombre, y, en particular, la responsabilidad del pueblo judío de creer en el Mesías y de encontrar la justicia que solamente ÉL puede proveer.

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