Justificación
por Fe Y Justificación
por Obras ¿SANTIAGO
Y PABLO SE CONTRADECÍAN? |
Comparando
y Contrastando
La
Enseñanza de Pablo y de Santiago
Pablo y
Santiago no se contradecían mutuamente; más bien, se complementaban mutuamente.
Lo que ambos hombres escribieron estaba inspirado por Dios (2 Timoteo 3:16) y
es verdad. Pablo estaba enfocado en el hombre inconverso y como podía llegar a
estar bien con Dios. El enfoque de Santiago era en la persona salva y como
podía mostrar su fe y demostrar la realidad de su fe.
La Enseñanza de Pablo |
La Enseñanza de Santiago |
No
puedes ser salvo por obras (Efesios
2:8-9) |
No
puedes demostrar que eres salvo sin obras (Santiago 2:14, 18) |
¿Cómo
puede ser salva una persona? Sólo por
fe (Romanos 3:28) |
¿Cómo puede
una persona demostrar que es salva? ¿Cómo puede “mostrar su fe”? Sólo por
obras (Santiago 2:18) |
Fe sin
obras salva (Romanos 3:28) Esta es
una fe viva (fe que salva) |
Fe sin
obras no salva (Santiago 2:14) Esta es
una fe muerta (Santiago 2:18) |
Sólo la
fe salva |
La fe
que salva no está sola. |
Una
persona no es salva por obras. (Las
“obras” son rechazadas por Pablo como medio
de salvación: es errado decir que una persona tiene que hacer buenas
obras para ser salva). Estas
son obras meritorias, es decir, obras que se hacen con el fin de merecer o
ganar la salvación. |
Una
persona salva hará buenas obras. (Santiago
entiende que las “obras” son el resultado
de la salvación: una persona hace buenas obras porque es salva). Estas
son obras de fe, es decir, obras que nacen de una fe viva y real. |
Pablo
está de acuerdo con Santiago. El
enseñó que las buenas obras acompañan a la fe que salva (Ef. 2:10; Tito 3:8;
Gá. 5:6; Fil. 2:11-12). |
Santiago
está de acuerdo con Pablo. El
enseñó que una persona hereda el reino solo por fe (Santiago 2:5) y que
Abraham fue justificado por fe (2:23). |
Pablo
usó el ejemplo de Abraham cuando primero creyó a Dios (Romanos 4:3 y comparar
Génesis 15:6) |
Santiago
usó el ejemplo de Abraham cuando su fe fue puesta a prueba, como 40 años más
tarde (Santiago 2:21 y comparar Génesis 22). |
El error
que corrige Pablo: La
salvación es por las obras de la ley (el error del legalismo) |
El error
que corrige Santiago: Las
obras no son necesarias una vez que la persona es salva (el error del
antinomianismo) |
Pablo
escribió acerca de cómo un pecador es justificado ante Dios |
Santiago
escribió acerca de cómo un creyente puede demostrar que su fe es genuina
(justificación o vindicación ante los hombres) |
En el
Concilio de Jerusalén de Hechos 15 el tema principal era que la salvación es
por gracia por medio de la fe y no por las obras de la ley. Ver el error de
Hechos 15:1 y la conclusión de Pedro en Hechos 15:9, 11. Santiago, que tuvo
un rol principal en esta discusión, nunca manifestó algún desacuerdo con
Pedro o Pablo sobre esta materia
crucial. |
|
La
perspectiva de Pablo: él tiene en mente al pecador culpable que necesita
estar bien con Dios (desde el punto de vista del pecador) |
La
perspectiva de Santiago: él tenía en mente al creyente (o al que dice ser
creyente) que necesita demostrar que su fe es real (desde el punto de vista
del creyente) |
El
Ejemplo de Abraham
Tanto Pablo como Santiago se volvieron a la vida de
Abraham para ilustrar la justificación. Pablo escribe: “Porque si Abraham fue
justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.
Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:2-3). Santiago parece
contradecir a Pablo cuando escribe, “¿No fue justificado por las obras Abraham
nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?” (Santiago 2:21).
Un análisis cuidadoso ayudará a dar luz sobre esta aparente discrepancia.
Pablo deja en claro que fue solo la fe lo que justificó a
Abraham. El se estaba refiriendo a Génesis 15:6, donde Abraham puso su
confianza en la promesa divina de que él llegaría a ser el padre de muchas
naciones. Su seguridad era que el carácter de Dios garantizaba el cumplimiento
de esta promesa, por lo cual Dios lo justificó. De modo que Abraham no fue
justificado por las obras de la ley, sino por fe, cuando creyó a Dios.
El evento al cual se refiere Santiago ocurrió en Génesis
22, cuando Abraham ofreció a Isaac como sacrificio obedeciendo el mandato de
Dios, hasta que, en el último instante, Dios se lo prohibió. Es notable que Santiago
también menciona Génesis 15:6, infiriendo así que Abraham había sido
justificado antes en su vida por fe, en acuerdo con la enseñanza de Pablo. De
igual modo, el versículo 24 dice, “Vosotros veis, pues, que el hombre es
justificado por las obras, y no solamente por la fe.” Adicionalmente, Santiago
enseña que Abraham fue justificado por las obras “cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar.” Por lo tanto,
Santiago está sugiriendo que Abraham fue justificado por fe muchos años antes
de que fuera justificado por obras. Sin embargo, queda la pregunta: “Si Abraham
fue totalmente justificado por fe, ¿por qué tuve que ser justificado también
por obras?”
La respuesta a esto se puede encontrar identificando la
diferencia entre lo que Santiago y Pablo quieren decir con justificación. El
énfasis en Santiago es que la fe no es viva, a menos que se vea y se demuestre
exteriormente. “Pero alguno dirá, Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu
fe sin obras, y yo te mostraré mi fe por
mis obras” (Santiago 2:18). Esto es porque, como lo dice Pablo, la fe es
una creencia personal que tiene lugar en la mente y en el corazón y no puede
ser vista en y por sí misma. De modo que, mientras Dios sabe si alguien tiene
fe, no hay manera que otra persona lo sepa, a menos que en su vida haya obras
que así lo indican. En consecuencia, mientras Pablo está tratando con la
necesidad de tener fe ante Dios, Santiago está tratando con la demostración
exterior de esa fe ante los hombres por medio de las obras. Por lo tanto, a
diferencia de Pablo, que enseña la justificación ante Dios, Santiago describe
la justificación ante los hombres. Sin embargo, sus visiones de la
justificación son complementarias. Pablo recalca la aceptación ante Dios totalmente
por gracia mediante la fe, en tanto que Santiago presenta la evidencia de esa
transacción inicial ante los hombres.
La vida de Abraham fue escogida como ejemplo, porque
ilustra maravillosamente la clase de obras que evidencian la fe que Santiago
tenía en mente. En Santiago, las obras son la manifestación de la fe; sin una
fe viva, no serían más que obras muertas. La obra de fe de Abraham no se vio
solamente en su obediencia al mandato de Dios, sino especialmente en el hecho
de que él creía que Dios levantaría a su hijo (ver Génesis 22:5; Hebreos
11:19). Dios había prometido a Abraham que Isaac tendría hijos (ver Génesis
17:19; 21:12), y él creía que Dios cumpliría Su promesa, aunque Dios le había
ordenado matar a Isaac (Génesis 22:2). ¿Cómo puede tener hijos un Isaac muerto?
Abraham sabía que la única solución a ese dilema imposible era que Dios tendría
que levantar a su hijo de los muertos. La trascendental fe de Abraham en la
capacidad de Dios de cumplir Su promesa, a pesar de esa dificultad, esa fe que es
evidente en Génesis 22:5 (“volveremos a vosotros”), es alabada
por el escritor de Hebreos (Hebreos 11:19). La fe de Abraham se manifestó en su
disposición de obedecer a Dios, aunque todo razonamiento repudiaría sus
acciones.
El último ejemplo que dio Santiago de la justificación por
obras es el de Rahab, que pertenecía a Jericó justo antes de que Israel la
atacara. Su buena obra consistió en hospedar a los espías hebreos y cuidar que
tuvieran una travesía segura. Igual como Abraham, ella demostró fe al creer en
la superioridad del Dios de Israel y Su plan providencial para Su pueblo, a
pesar de las aparentemente insuperables desventajas (conquistar una ciudad
amurallada).
Razones por las cuales
no se contradicen
Pablo y Santiago
1. Cada uno tenía una perspectiva
diferente. Pablo estaba explicando cómo podía ponerse bien con Dios un pecador
culpable y perdido. Santiago estaba escribiendo sobre cómo una persona salva
puede MOSTRAR que su fe es real.
2. Ambos escritores usaron a Abraham para
ilustrar su doctrina, pero ellos no escogieron el mismo incidente de su vida.
Pablo escogió un momento temprano de la vida de Abraham, antes de que hubiese
tenido hijo alguno, y el relato de Génesis dice que en ese entonces Abraham fue
justificado por fe. El creyó a Dios y por eso Dios puso justicia a su cuenta
(Génesis 15:6). Santiago, a pesar de que no pone en duda el hecho de que
Abraham hubiese sido justificado por fe (ver Santiago 2:23), sin embargo escoge
un incidente de la vida de Abraham que sucedió muchos años más tarde cuando
ofreció a Isaac. De acuerdo con Santiago, esto es cuando Abraham demostró su fe
por medio de sus obras (el relato de Génesis indica que esto sucedió cuando la
fe de Abraham fue probada” –Génesis 22:1).
3. Ambos escritores mencionan
“obras”. Pablo enseña que las obras son innecesarias, pero Santiago dice que
las obras son esenciales. Esta aparente contradicción se resuelve cuando nos
damos cuenta de que Pablo está hablando de aquellas buenas obras que el
inconverso trata de hacer para ganarse el favor de Dios o para ganarse el
camino al cielo. Santiago, por otra parte, se estaba refiriendo a esas buenas
obras que realiza una persona salva, que dan evidencia de una fe real y viva y
que salva.
4. Santiago no enseña que las buenas obras
son necesarias para ganar la salvación y Pablo nunca enseña que las buenas
obras son innecesarias después que la persona es salva. Por el contrario, Pablo
está de acuerdo con Santiago en que para la persona justificada por fe, las
buenas obras son esenciales (Filipenses 2:12-13; Tito 3:5-8; Efesios 2:8-10). Asimismo
Santiago está de acuerdo con Pablo en que la única condición para heredar el
reino es la fe y solamente la fe (ver Santiago 2:5 y también Hechos 15, donde
en el Concilio de Jerusalén, Santiago nunca expresó desacuerdo con las
enseñanzas de Pablo que la salvación era por fe y no por las obras de la ley).
5. El Concilio de Jerusalén en Hechos
15 muestra claramente que Santiago no estaba en desacuerdo con Pedro o con
Pablo en sus enseñanzas de que la salvación era por gracia mediante la fe y no
por obras. En Hechos 15:1 vemos que ciertos hombres estaban enseñando que una
persona no podía ser salva a menos que guardara las obras de la ley (en este
caso, la circuncisión). Pedro, en su discurso, dejó muy en claro que la gente
es salva de una sola manera: por fe por la gracia (ver v.7—“oyesen la palabra
del evangelio y creyesen”; v.9—“purificando por la fe sus corazones”; v.11—“por
la gracia del Señor Jesús seremos salvos.”) Inmediatamente después, Santiago
dio su discurso, y si hubiese estado en desacuerdo con Pedro y con Pablo, éste
habría sido el momento de decirlo. El podría haber dicho, “Señores, con todo
respeto, pero con toda firmeza, estoy en desacuerdo con su enseñanza de que la
salvación es solamente por fe en Cristo. Estoy de acuerdo con estos hombres que
enseñan que la justificación es por las obras de la ley, y no solo por fe. No
es suficiente creer sencillamente en Cristo. También tenemos que guardar la ley
de Moisés y de este modo ganarnos el camino al cielo.” Pero Santiago nunca dijo algo semejante. El
estaba en completo acuerdo con la enseñanza de Pedro y de Pablo.
6. Ambos hombre hablaron de la
justificación, pero con una ligera diferencia de énfasis o significado. Pablo
está hablando de un pecador perdido siendo justificado o declarado justo ante
un Dios santo basado en la obra de Cristo en la cruz. Santiago está hablando de
una persona salva siendo justificada o vindicada por obras. En otras palabras,
las obras demuestran que su fe es real y no solo una fe muerta. El mensaje de
Pablo: Para ser salvo, tienes que ser justificado por fe. El mensaje de
Santiago; Si realmente has sido justificado por fe, demuéstralo. Muéstrame tu
fe por tus obras. Pablo está escribiendo sobre lo que tiene que hacer una
persona inconversa; Santiago está escribiendo sobre lo que tiene que hacer una
persona salva. Así es con el ejemplo de Abraham. Al principio, Abraham necesitaba
ser justificado por fe. Más adelante en su vida, Abraham necesitaba que su fe
fuera probada y vindicada. El demostró que su fe era real. Su fe era tan real y
vibrante, que el creía que si él mataba a su único hijo, Dios lo levantaría de
regreso a la vida (ver Hebreos 11:17-19 y ver Génesis 22:5- “volveremos
a vosotros”).
7. CONCLUSIÓN: Somos justificados
solo por fe (enseñanza de Pablo). La fe que nos justifica no está sola; tiene
que estar acompañada por buenas obras (enseñanza de Santiago). La fe sola
salva, pero la fe que salva no está sola. Debemos notar también que Santiago
está de acuerdo con Pablo en que solo la fe salva (Santiago 2:23; 2:5 y Hechos
15) y Pablo está de acuerdo con Santiago en que la fe que salva no está sola
(Efesios 2:10; Tito 3:8; Filipenses 2:12-13). De modo que el conflicto entre
Pablo y Santiago solo es aparente; no es real.