LA DEIDAD DE CRISTO

 

 

 

A Cristo se le Aplican Nombres que Sólo Pueden ser Aplicados Debidamente a Alguien que es Dios

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Este estudio ha sido adaptado de unos apuntes del Dr. Alva McClain, fue revisado por el Dr. John Whitcomb e Ivan French y es usado con el permiso del Seminario Teológico Grace, Winona Lake, Indiana. Este es uno de los estudios más bellos sobre la deidad de Cristo y todo estudiante de las Escrituras debería dominar este material.

 

A.  ÉL es llamado DIOS.

 

 

 

 

 

 

 

 

B.  ÉL es llamado “el Hijo de Dios.”

 

Nota: En los días de Cristo, se entendía que el título “Hijo de Dios” significaba “igual a Dios”, es decir, “de igual naturaleza.” Afirmar ser el Hijo de Dios era afirmar ser divino. Los siguientes textos lo dejan muy en claro: Juan 5:17-18; Juan 10:33, 36; Juan 19:7.

 

C.  ÉL es llamado “el SEÑOR” (en griego: kurios).

 

Ver Lucas 2:11; Juan 13:13; Romanos 10:9; 1 Corintios 12:3; Filipenses 2:10; etc.

 

D.  ÉL es llamado “el SEÑOR DE GLORIA.”

 

Comparar 1 Corintios 2:8 con Salmo 24:8-10.

 

E.  ÉL es llamado “el SANTO.”

 

Comparar Hechos 3:14 con Oseas 11:9 e Isaías 48:17.

 

F.  ÉL es llamado “el PRIMERO Y EL ÚLTIMO.”

 

Comparar Apocalipsis 1:17-18 con Isaías 44:6.

 

G.  ÉL es llamado “el ALFA Y OMEGA.”

 

Comparar Apocalipsis 22:13, 16 con Apocalipsis 1:8.

 

H.  ÉL es llamado el Gran “YO SOY.”

 

Comparar Juan 8:58 con Éxodo 3:14.

 

 

CONCLUSIÓN - LOS NOMBRES

 

  1. Estos nombres fueron aplicados a Cristo por hombres que eran judíos, que conocían el Antiguo Testamento y que por ello estaban totalmente informados de la real importancia de estos nombres. Ellos se daban totalmente cuenta de lo que implicaban esos nombres.

 

  1. Además, estos hombres eran intensamente monoteístas. La afirmación central de su fe era, “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová UNO ES” (Deuteronomio 6:4). Ellos creían que entre Dios y el hombre había una diferencia abismal. Sin embargo, estos hombres aplicaron estos nombres a Jesucristo.

 

  1. Además, Cristo mismo era un judío que creía en Un Dios, y que este Un Dios estaba muy inmensamente por sobre el hombre. ÉL sabía, como ningún otro nunca supo, el tremendo significado de estos nombres que acabamos de examinar. Sin embargo, Él no solo permitió, sin protestar, que los hombres se dirigieran a ÉL de esa manera, sino los animó a hacerlo y a veces ÉL se aplicaba esos nombres a Sí Mismo (Juan 20:28-29 y Juan 13:13).

 

 

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