Lo Que No es la Gran Comisión La Iglesia de Hoy
está Ocupada Haciendo Cualquier Otra Cosa. |
“Y les dijo: Id por todo el
mundo y predicad el evangelio
a toda criatura.” (Marcos 16:15)
El Señor Jesús dio esta comisión a Sus discípulos después
de Su resurrección y antes de Su ascensión al tercer cielo. La orden era “Predicar el evangelio.” El verbo
“predicar” significa anunciar un mensaje. Es la misma palabra que se encuentra
en 2 Timoteo 4:2—“Predica la
Palabra.” En los tiempos antiguos los mensajes importantes eran comunicados por
un heraldo. Este era el mensajero personal del Rey que proclamaba el mensaje
del rey cuando la gente de la ciudad se reunía ansiosa de oír las últimas
noticias. El heraldo no entregaba su propio mensaje y ciertamente que no daría
sus propios puntos de vista u opiniones. El entregaba sencillamente el mensaje
del rey, palabra por palabra. El no interpretaba el mensaje. No habría
diferencia si acaso al heraldo le gustaba el mensaje o no le gustaba el
mensaje, él tenía que entregarlo fielmente. El no podía discutir con la gente.
El no argumentaba con la gente. El solamente presentaba el mensaje del rey.
Pablo dijo, “porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el
evangelio!” ¡Pobre de mí si fracaso en anunciar fielmente el mensaje de buenas
nuevas del Rey!
Parece que hoy día la iglesia estuviera haciendo de todo,
menos lo que el Señor nos dijo que hiciéramos. Sustituimos con nuestros
programas el programa de Dios. Presentamos nuestro evangelio en vez de Su
evangelio. Consideremos brevemente lo que la gran comisión de Dios no dice:
Vayan por todo el mundo y alimenten a los
hambrientos, vistan a los desnudos, construyan hogares para los pobres y
cuiden a los enfermos. |
Aunque ciertamente no debemos olvidar el dolor y la
pobreza y el sufrimiento que hay en el mundo, sin embargo nuestro Señor no nos
encomendó el evangelio social. La solución no es que cada creyente llegue a ser
como la madre Teresa. Podremos alimentar sus estómagos, pero, ¿qué habremos
hecho por sus almas? Podemos curarlos de enfermedades del cuerpo, pero ¿qué
habremos hecho por la incurable y mortal enfermedad del pecado (Jeremías 17:9)?
¿Qué bien les hace llegar a ser ricos por un segundo (en esta vida), pero
pobres para siempre (en la eternidad)? Si cubrimos sus cuerpos con los vestidos
más costosos, ¿de qué les servirá si mueren sin estar cubiertos con los
vestidos de la justicia de Cristo? ¿De qué les servirá que les construyamos las
casas más hermosas, si no proveemos para su hogar eterno en el cielo? ¿Qué bien
les habremos hecho finalmente si solo les hemos ayudado a este lado del
sepulcro?
El Ejército de Salvación está dedicado hoy casi
exclusivamente al evangelio social, con poco énfasis en la salvación de almas.
Es muy interesante escuchar lo que William Booth dijo hace años atrás:
Recuerdo haber escuchado
decir a William Booth, el primer general del Ejército de Salvación, que su
verdadero objetivo era, no solo el mejoramiento de las condiciones sociales,
sino, primero y sobre, todo llevar a los hombres al arrepentimiento para que
sus almas puedan ser salvas. Recuerdo el brillo de sus ojos y la nobleza de su
imponente figura cuando exclamaba, “Saca a un hombre de la suciedad e
inmundicia de las barriadas, cambia sus harapos por vestidos decentes,
trasládalo de la asfixiante hediondez del conventillo de la ciudad a una bonita
casita en el aire puro del campo, ponlo sobre sus pies económicamente donde
pueda ganarse la vida decentemente para él y su familia, y luego déjalo morirse
en sus pecados, inconverso y finalmente perdido para siempre—realmente no vale
la pena, y yo, por mi parte, no lo intentaría.” (Citado por Harry Ironside, Except ye Repent, p.181-182).
Si cada persona en el
mundo tuviese un ingreso, vivienda y alimentación adecuada;
Si todos los hombres
fuesen iguales;
Si toda injusticia y
mal social fuesen eliminados;
A los hombres aún les
haría falta una cosa — ¡CRISTO! J.W.Hyde.
Vayan por todo el mundo y lleguen a ser
política y socialmente activos para eliminar los grandes problemas sociales
de nuestros días y para imponer en la sociedad las normas de la Biblia. |
¿Es ésta realmente nuestra misión? Piensa en los primeros
cristianos. ¿Cuál era su principal afán? ¿Cuál era su principal actividad? ¿Qué
descubrimos cuando leemos el libro de los Hechos? ¿Maquinaban para que la
prostitución del templo fuese abolida? ¿Trabajaban para que hombres
conservadores fuesen elegidos en el senado romano? ¿Marchaban a Roma para
protestar por las inhumanas contiendas de los gladiadores? ¿Hacían campaña
contra los males sociales de su tiempo, como el divorcio, los abusos de la
esclavitud, aborto, infanticidio (Herodes no fue el único culpable de este
crimen), etc.? Por buenas e importantes que fueran estas cosas, los primeros
discípulos de Cristo sencillamente no tenían tiempo para esto. Ellos estaban
demasiado ocupados haciendo lo que su Señor les había mandado hacer: “Pero los
que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hechos
8:4). Imagina esta conversación, “¿Te gustaría venir con nosotros para
protestar por las injusticias sociales y la inmoralidad de nuestros días?” “Las protestas solo son protestas que
muestran una protesta, pero tienen poco o nulo resultado duradero. Tengo un
mensaje del Rey de Reyes que debo entregar. No importa qué tan vitales estas otras
causas puedan ser, mi primera prioridad será proclamar el mensaje de mi Rey.”
Un creciente número de
cristianos se está involucrando en “activismo” social y político con el
asombroso propósito de tratar de obligar a una sociedad impía a adoptar normas
de conducta cristianas. “Operation Rescue” (Operación Rescate) es un ejemplo.
Su fundador, Randall Terry, explica que el propósito es crear un alboroto
social y por ese medio presionar al gobierno para que cambie las leyes de
aborto.
No importa cuán loable
sea la meta de esas tácticas, no hay en toda la Biblia un solo ejemplo
de “activismo” político o social que fuera apoyado o utilizado por el pueblo de
Dios. En las Escrituras hay numerosos casos de desobediencia civil (las
parteras hebreas, Daniel, los tres amigos de Daniel, etc.), pero nunca se usó
con el propósito de forzar a una sociedad impía a adoptar principios bíblicos.
El “activismo cristiano”
involucra el sincero pero necio intento de imponer “principios cristianos”
sobre una sociedad atea por un cabildeo (lobby) más efectivo, demostraciones
más grandes y un alboroto social mayor que el que pueden producir los
homosexuales, los que están a favor del aborto o la pornografía. Pero en vez de
presionar a los inconversos a que vivan como santos, debemos ganarlos para
Cristo para que puedan vivir totalmente para Dios.
Debemos denunciar el
pecado, llamar al arrepentimiento y anunciar el evangelio con poder de
convicción. Sí, los cristianos deben llamar al arrepentimiento de la
homosexualidad, del abuso infantil, de la pornografía, y del aborto, pero
debemos llamar principalmente al arrepentimiento de la rebelión contra Dios y
el rechazo de Cristo. En vez de acusar a la iglesia por su falta de
“preocupación social,” debe ser recriminada por sus herejías y por su fracaso
en predicar la verdad. La iglesia es hipócrita cuando protesta por los pecados
del mundo, mientras tolera y honra a quienes predican un evangelio falso y son
enemigos de la cruz de Cristo.
En lugar de PROTESTAS,
necesitamos PROFETAS que llamen al mundo al arrepentimiento. Necesitamos Enocs
que caminan con Dios y advierten del juicio (Judas 14-15) y Noés que prediquen
justicia y adviertan del juicio venidero (2 Pedro 2:5).
El “Activismo Cristiano”
no es cristiano y representa un desvío del camino recto que la iglesia
debe andar ante el mundo. Puede confundir los verdaderos problemas, llevar al
compromiso y a alianzas impías y a malgastar tiempo y esfuerzo que deberían
usarse mejor en anunciar el evangelio…comprométete totalmente en rescatar almas
para la eternidad.
--Dave Hunt
Cuando los creyentes hacen lo que el Señor les dijo que
hicieran, es asombroso el impacto que a la larga puede tener en la sociedad.
Considera a los primeros creyentes cristianos: “En pocas generaciones le
cambiaron totalmente la cara a la sociedad por medio de las doctrinas de la
Biblia. Ellos vaciaron los templos de los dioses paganos. Ellos hambrearon la
idolatría o la abandonaron como a un barco encallado. Trajeron al mundo una
moralidad más alta entre hombre y hombre. Ellos elevaron el valor y la posición
de la mujer. Ellos alteraron las normas de pureza y decencia. Ellos pusieron
fin a muchas costumbre crueles y sangrientas, tales como las luchas de
gladiadores” (J.C.Ryle).
Vayan por todo el mundo y cambien el mundo
para Cristo. |
Hace años el fundador de Campus Crusade for Christ, Bill
Bright, escribió un libro titulado, “Come Help Change the World” (Ven a Ayudar
a Cambiar el Mundo). El prólogo dice, “Esta es la historia del comienzo del
trabajo y de la visión de Campus Crusade for Christ para ayudar a cambiar el
mundo. Ellos saben que el mundo puede ser cambiado…Hay cristianos del siglo
veinte que están dedicados a cambiar el mundo,
cumpliendo la Gran Comisión en esta generación.” En este mismo libro, Bill
Bright escribe: “Estoy convencido de que 5.000.000 de discípulos preparados,
que están experimentando la realidad del control de Cristo sobre sus vidas,
pueden literalmente cambiar este mundo… Contribuciones personales, seguros de
vida, testamentos y otras inversiones financieras pueden ayudar a cambiar el
mundo” (páginas 193 y 197). Yo estoy mucho más impresionado con los 11
discípulos preparados que fueron enseñados por el Maestro Mismo. Es notable lo
que ellos lograron por el poder del Espíritu Santo.
Actualmente hay cristianos profesantes conocidos como
Reconstruccionistas Postmilenaristas. Ellos creen que pueden introducir el
reino y cambiar el mundo al poner a todas las sociedades bajo el sistema legal
del Antiguo Testamento (reinstituyendo las leyes de Moisés y sus castigos). Ni
tan siquiera los pecadores individuales
pueden guardar la santa ley de Dios. ¿Cómo podemos entonces esperar que toda la
sociedad se conforme a esas normas? No daría resultado ni en mil años.
Dios nunca nos ha dicho que cambiemos el mundo. El sistema
del mundo está incurablemente enfermo y se dirige a la destrucción. Dios nos ha
dicho que prediquemos el evangelio a individuos (“a toda criatura”) y cuando
una persona responde correctamente al mensaje del evangelio, su vida es
verdaderamente cambiada por la gracia de Dios. Es mejor pensar que el mundo es
como un barco que se está hundiendo, como el Titanic. Esta asustado y temeroso,
destinado a la destrucción. Muchos, en verdad, la mayoría, perecerá. Nuestra
tarea es “lanzar el salvavidas” y por la predicación de las buenas nuevas,
tratar de “rescatar a los que perecen.”
La Gran Comisión no
significa ejercer una influencia cristiana sobre la sociedad. No hemos de “cambiar
la sociedad,” sino “convertir
individuos.” Se habla mucho hoy de “cambiar el mundo para Cristo.” No hay
enseñanza o ejemplo en la Biblia que sustente esa popular consigna.
--Dave Hunt
El Único que puede cambiar el mundo es Dios Mismo, y esto
sucederá cuando Cristo regrese a la tierra para establecer Su reino. La iglesia
nunca introducirá un mundo nuevo. Esta obra será hecha por Cristo y sólo por
Cristo.
Vayan por el mundo y hagan que la gente venga
a la iglesia. |
¿Qué dice la Escritura? “Y les dijo: “Id por todo el mundo
y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Esto dice que debemos
llevar el evangelio a los inconversos. No dice que debemos traer a los
inconversos al evangelio. No dice, “Id…e invitad a los inconversos para
que vengan a la iglesia.” Se nos instruye más bien, “ir al mundo”, porque es
allí donde están los inconversos. Debemos llevar el evangelio a los
inconversos. El heraldo no invita a la gente a viajar al palacio para que
puedan oír el mensaje del rey. El heraldo va directamente a la aldea donde vive
la gente y es allí donde él entrega el mensaje del rey.
Hay muchas iglesias hoy que hacen lo contrario. Su
ministerio se basa en la filosofía de que tenemos que traer a los inconversos
al evangelio. De modo que ven a la iglesia como un centro de evangelización, un
lugar al cual los inconversos pueden ser llevados, transportados e incluso
sobornados por medio de artimañas para que puedan escuchar el evangelio.
El propósito principal de la iglesia es ser ¿un SITIO PARA
GANAR ALMAS o un SITIO PARA EDIFICAR ALMAS? En el mundo, nuestro énfasis
debería ser el evangelismo, pero en
la iglesia, nuestro énfasis debería ser principalmente la indoctrinación. En el mundo deberíamos estar alcanzándolos; en la iglesia debemos estar enseñándoles. Los santos necesitan ser indoctrinados en la
iglesia; los santos indoctrinados deberían estar evangelizando al mundo.
Al decir todo esto, de ninguna manera queremos desanimar
al pueblo de Dios para que invite a los inconversos a los cultos de la iglesia
o traer los perdidos a la asamblea de los santos. Debemos hacer más de esto.
Ciertamente que damos gracias a Dios por cada pecador perdido que asiste a la
asamblea local de creyentes, que escucha el mensaje del evangelio y recibe a
Cristo como su Salvador personal. Cuando todo el consejo de Dios es anunciado y
cuando la Biblia es enseñada con fidelidad de acuerdo al modelo del Nuevo
Testamento (Hechos 20:28,32; Efesios 4:11-12) entonces la cruz de Cristo, la
gracia de Dios, la justificación y la salvación tan grande de Dios serán los
temas que se escucharán repetidas veces. ¿Cómo puede ser enseñada fielmente la
Palabra sin que se predique el evangelio?
El problema se presenta cuando la iglesia enfoca su
ministerio principalmente en los inconversos. En vez de alimentar al rebaño y
nutrir apropiadamente a los santos, ellos presentan continuamente una dieta de
mensajes de salvación o “mensajes Juan 3:16.” Juan 3:16 resume maravillosamente
el mensaje del evangelio, pero la Biblia es más que Juan 3:16. Los santos
necesitan de toda la Biblia. Ser salvo no es más que la primera lección en la
escuela de Dios. Es muy interesante que los cultos no tengan centros de
evangelización. Ellos establecen más bien centros de edificación e
indoctrinación para que cualquier persona pueda dar razón de la falsa esperanza que hay en él. El diablo
sabe cual es el sistema que funciona.
Cuando la iglesia funciona como un centro de edificación/indoctrinación
de acuerdo con el modelo de Dios, entonces la persona inconversa que llega a
ese lugar se sentirá profundamente convicta: “Pero si todos profetizan, y entra
algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo
oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre su rostro,
adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros” (1
Corintios 14:24-25). Quiera Dios ayudarnos a ser esa clase de asamblea, que
manifiesta la asombrosa PERSONA y VIDA de Dios.
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En estos días de dificultades y exigencias, que podamos
entregar con fidelidad el mensaje de buenas nuevas que nuestro Rey no ha dado y
nos ha confiado. “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios
rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con
Dios” (2 Corintios 5:20).
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