LA PREEXISTENCIA

DEL HIJO

(CRISTO ES DESDE LA ETERNIDAD)

 

“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes

que Abraham fuese, YO SOY” (Juan 8:58).

Si Jesucristo es Dios, entonces Él tiene que ser eterno. Dios no tiene comienzo. Nunca hubo un tiempo en que ÉL no existiera en toda la plenitud de quién es ÉL. “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (Salmo 90:2).

Algunos cultos heréticos niegan la existencia eterna de Cristo, alegando que Él fue un Ser Creado. En contraste a esta falsa doctrina, la Biblia lo presenta como al Creador increado: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3). En el principio, ÉL no fue creado o hecho. En el principio ÉL ya era (Juan 1:1-2). El Apóstol Pablo declara que “ÉL es antes de todas las cosas” (Colosenses 1:17).

El profeta Miqueas predijo que el Mesías nacería en la pequeña ciudad de Belén (Miqueas 5:2). ¿Quién es Aquél que nacería? ÉL es Aquél “cuyas salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (Miqueas 5:2).

Juan el Bautista señaló claramente el hecho de la preexistencia de Cristo: “Juan dio testimonio diciendo: éste es aquel de quien yo dije: Después de mi viene un varón, el cual es antes de mí, porque era primero que yo” (Juan 1:30). Esta afirmación paradójica sólo puede ser entendida cuando distinguimos entre las dos naturalezas de Cristo. Desde el punto de vista de Su humanidad, Él vino después de Juan el Bautista. María dio a luz a Jesús seis meses después que Elisabeth diera a luz a Juan (Lucas 1:26). Como el eterno Hijo de Dios, ÉL era antes que Juan el Bautista, existiendo eternamente en el seno del Padre (Juan 1:18).

Quizás el Salvador Mismo hizo la afirmación más clara acerca de Su preexistencia. Hablando a un grupo de líderes religiosos judíos incrédulos, Él dijo, “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56). Estos judíos quedaron perplejos con estas palabras, entendiendo que ÉL estaba diciendo que ÉL y Abraham existieron en esta tierra al mismo tiempo: “Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” (Juan 8:57). Ellos sabían que Jesús ni siquiera tenía medio siglo de vida y que Abraham había vivido y había muerto aproximadamente 2000 años antes. ¿Cómo podía este Hombre sostener que tenía 2000 años de edad? Ellos quedaron escandalizados y enojados con las palabras finales del Señor: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes de que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58). Ellos consideraron que esto era la mayor de las blasfemias y “tomaron piedras para arrojárselas” (Juan 8:59).  

Sólo el eterno Dios podía hacer tal aseveración. En realidad, Jesús podría haber dicho, “Antes que Adán fuese, yo soy”. Incluso podría haber dicho, “Antes que el universo fuese, yo soy”. De hecho, en Juan capítulo 17 ÉL hace una declaración así: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. . . porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:5, 24). Dios el Hijo se deleitaba al calor del amor del Padre antes de que el mundo aún existiese. Desde la eternidad hasta la eternidad, ÉL es el Hijo de amor del Padre. El Hijo eterno es digno de toda gloria y alabanza y adoración.