CAPÍTULO 13
Escogiendo
El Camino De La Sabiduría
El libro
de Proverbios nos presenta dos caminos. Yo tengo que escoger (o ya he escogido)
uno de estos dos. Es una decisión muy importante, porque el camino por el cual
transito, determinará la dirección de mi vida y mi destino en la próxima vida.
El libro
de Proverbios presenta dos senderos (ver nuevamente el debate en el Capítulo 2
de estos estudios). Está el camino de sabiduría y también está el camino de
necedad. Hay un sendero por el que transita un hombre sabio y hay un sendero
por el cual transita un necio.
Al escoger
y tomar una decisión, aprendimos que hay dos MUJERES que nos llaman a lo largo
del camino de la vida: la MUJER SABIDURÍA
(Proverbios 1:20 y 9:1-4) y la MUJER MUNDANA Y MALA (Proverbios
9:13-18). Ambas mujeres claman y me invitan (comparar Proverbios 9:4 con
Proverbios 9:16, donde idénticas palabras son dichas por diferentes mujeres).
¿A cuál escucharé? ¿A cuál mujer amaré y abrazaré? ¿A cuál mujer odiaré y rechazaré?
La MUJER SABIDURÍA dice, “El que me halle, hallará la vida, y alcanzará el
favor de Jehová. Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; todos los que me aborrecen aman la muerte”
(Proverbios 8:35-36). Sí, hay quienes encuentran vida y hay quienes aman
la muerte. ¿Cuál será tu elección?
Tengo que
escoger el camino de la sabiduría o el camino de la necedad. Tengo que escoger
el camino de la vida o el camino de la muerte. La decisión es mía, pero Dios ya
ha revelado claramente cuál debería ser mi decisión. Dios me ha dicho cuál
camino escoger. En Deuteronomio capítulo 30 Dios pone ante los hijos de Israel
dos elecciones: VIDA Y BENDICIÓN o MUERTE Y MALDICIÓN (v.19). ¿Qué elección
deben hacer? Dios dice, “ESCOGE, pues, LA VIDA” (v.19). Y si ellos preguntaran,
“¿Qué es la VIDA para que la escojamos?” ¿Cuál sería la respuesta? (Ver
Deuteronomio 30:20—“que ames a Jehová tu Dios, atendiendo a Su voz, y
siguiéndole a ÉL; porque ______ es ____________ para ti”). De modo que para
ellos escoger la VIDA significaba escoger al SEÑOR su Dios. Los que le tienen a
ÉL, tienen VIDA (comparar 1 Juan 5:12 y Juan 14:6 y Colosenses 3:4—“Cristo,
vuestra ____________”). Dios quiere que los hombres escojan la vida. Dios no
quiere que los hombres reciban maldición y muerte. Más bien, el deseo de Dios
es que los hombres tengan una relación con ÉL, QUIEN ES VIDA: “Y esta es la
vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a
quien has enviado” (Juan 17:3).
En
Ezequiel capítulo 18 vemos nuevamente el deseo de Dios para los hombres y Su
anhelo de que los hombres elijan el camino de la vida: “¿Quiero yo la muerte
del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá si se apartare de sus caminos?….
¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere,
dice Jehová el Señor; convertíos y VIVIRÉIS” (Ezequiel 18:23, 31-32). Vemos el
mismo clamor de Dios en Ezequiel 33:11: “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no
quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que
viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de
Israel?” Dios de ninguna manera se agrada cuando los hombres escogen el camino
de la necedad, que termina en muerte. Por el contrario, ÉL lo lamenta.
En los
relatos de los evangelios encontramos tristes ejemplos de aquellos que
rechazaron la VIDA DE DIOS y que rechazaron al DIOS DE LA VIDA. Estas personas
rechazaron venir a Cristo y se negaron a creer en ÉL. Jesús les dijo, “Y no queréis venir a mí para que tengáis
vida” (Juan 5:40). El significado de estas palabras es éste: “Ustedes no
quieren venir a Mí” o “Ustedes no tienen la voluntad de venir a Mí”. Por causa
de su corazón enceguecido por el pecado y su corazón obstinado por el pecado,
ellos se negaron a venir. Jesús dijo, “VENID A MÍ” (Mateo 11:28), pero ellos no
estaban interesados. Ellos podrían haber tenido VIDA. Estaba en ellos venir.
Pero ellos no quisieron. Lo rechazaron. Dios no los rechazó a ellos, sino ellos
rechazaron a Dios. Dios, en Su gracia, proveyó y ofreció el don de la vida
eterna que se encuentra en la Persona de Su Hijo (Romanos 6:23), pero ellos
rechazaron recibir Su don (comparar Juan 1:11-12). ¡Cuán necia es la
incredulidad del hombre!
El
bondadoso ofrecimiento de Dios al hombre y la ingrata respuesta a ese ofrecimiento
se ve claramente en otro pasaje: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la
gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37). Nótese aquí el contraste entre el
bondadoso ofrecimiento del Señor y la ingrata respuesta de la gente: “¡YO
QUISE… y USTEDES NO QUISIERON!” “¡YO
ESTABA DISPUESTO… y USTEDES NO ESTABAN DISPUESTOS!” “¡YO OFRECÍ… y USTEDES RECHAZARON!”
Este
pasaje en Mateo capítulo 23 nos recuerda de otro trágico pasaje que se
encuentra en el Salmo 81 (en ambos pasajes se usa el simbolismo de una ave
madre). En el versículo 8 se les dice a los hijos de Israel que OIGAN y PRESTEN
ATENCIÓN. Cuando la SABIDURÍA clama, debemos escuchar. Debemos OÍR y PRESTAR
ATENCIÓN y CREER. En el versículo 9 el Señor recuerda a Su pueblo que NO deben
tener SUSTITUTO para Dios. Nada y nadie puede reemplazar al único Dios
verdadero. ÉL ES NUESTRA VIDA, y no encontraremos vida en nada y nadie más. Los
ídolos y sustitutos que ponemos en el lugar del VERDADERO DIOS nunca podrán
satisfacer nuestros corazones o proveer lo que realmente necesitamos.
En el
Salmo 81, versículo 10 Dios recordó a Su pueblo QUIÉN ES ÉL y LO QUE ÉL HA
HECHO. ÉL es el Dios poderoso que redimió a Su pueblo de la esclavitud de
Egipto. Ningún ídolo o dios falso hizo eso; el Señor Dios lo hizo. Hoy día
nosotros no miramos hacia Egipto, pero podemos mirar hacia la Cruz del Calvario
donde este Dios poderoso derramó Su sangre para proveer redención para el
hombre pecador. Al final del versículo 10 tenemos la bondadosa invitación de
Dios: “Abre tu boca, y yo la llenaré.” (La imagen es la de un ave madre
alimentando a sus polluelos que tienen sus bocas bien abiertas). Dios quería
llenar sus bocas con Sus cosas buenas. Dios quería que ellos tuvieran vida y
bendición, no muerte y maldición. Dios tenía para ellos cosas buenas, pero la
ELECCIÓN ERA DE ELLOS. Ellos tenían que decidir si abrían sus bocas o no. Dios
no llenará una boca cerrada. Cada cual tiene que decidir si la tendrá abierta o
cerrada. Y para los que decidan abrir sus bocas, ¿CUÁN ABIERTAS LAS TENDRÁN?
¿La tendrán solo un poco abierta o la tendrán bien abierta? (Algunas personas
aseguran que quieren lo que Dios tiene para ellos, pero sus bocas no están muy
abiertas).
La triste
y lamentable respuesta de los hijos de Israel se encuentra en Salmo 81:11. “Mi
pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí.” ¡Ellos rechazaron! Cerraron
bien su boca. Ellos dijeron, “No estamos interesados” en la buenas cosas que
Dios tenía para ellos. Ellos hicieron su elección. Ellos odiaron la vida y
escogieron la maldición y la muerte. No es lo que Dios quería, sino es lo que
ellos escogieron y Dios les dio lo que quisieron. Dios dejó que vivieran con
las consecuencias de su necia elección. Dios los entregó a su obstinado corazón
(ver v.12), y les dejó ir por su propio camino, no por el camino de la
sabiduría de Dios. Pero el corazón de Dios estaba dolido y apesadumbrado: “¡Oh,
si me hubiese oído mi pueblo, si en mis
caminos hubiera andado Israel!” (v.13). Imagina lo que Dios hubiese hecho
por Su pueblo si ellos hubiesen creído y obedecido (v.14-16). Piensa en la
tragedia de todo lo que podrían haber tenido. Dios tenía tanto para ellos, pero
ellos se lo perdieron todo.
Esta gente
no es diferente de la que está descrita en Proverbios capítulo 1. Tenemos
nuevamente el contraste entre el hombre sabio y el hombre necio. El hombre
sabio oirá (v.5), pero el necio menospreciará la sabiduría y la enseñanza
(v.7). En los versículos 20-23, la SABIDURÍA llama y clama, invitando a los
hombres a que respondan a su voz. Pero en el v.24 leemos que el hombre se niega. En el Salmo 81 leemos todo lo que
Dios hubiera hecho si el hombre hubiese hecho la elección correcta. Aquí, en
Proverbios 1:24-28 leemos todo lo que Dios hará por cuanto el hombre hizo la
elección incorrecta. El Salmo 81 describe lo que se perdieron los Israelitas;
Proverbios 1:24-28 describe lo que recibieron: temor, destrucción, miseria, angustia
y lo peor de todo, UNA PUERTA CERRADA A DIOS (v.28). En el Salmo 81 Dios quería
ser muy bondadoso con Su pueblo y ellos podrían haber tenido lo que ni siquiera
merecían. En Proverbios 1 Dios no puede ser benevolente con Su pueblo, porque
ellos rechazaron Su gracia, y por eso Dios tiene que darles lo que merecen (en
lugar de gracia, ellos reciben justicia). En el Salmo 81 vemos a Dios que está
muy dolido y apenado por la necedad de Su pueblo (81:13); en Proverbios 1 vemos
a un Dios que se burla y se ríe de la calamidad que vendrá sobre los que le han
rechazado (Proverbios 1:26). Habla el mismo Dios, pero se ven dos aspectos
diferentes de Su carácter. Por una parte, Dios está apesadumbrado por el
obstinado rechazo de Su pueblo de pedir las cosas buenas de Dios (esto es Dios
expresando SU AMOR). Por otra parte, la santidad de Dios queda satisfecha
cuando los hombres impíos reciben exactamente lo que merecen y son
recompensados según sus obras (esto es Dios expresando SU JUSTICIA). Ambas
cosas son ciertas en cuanto a Dios. Hay un sentido en que ÉL llora por ellos
(ver Ezequiel 18:23, 32), y hay un sentido en el que ÉL se ríe de ellos (ver
Proverbios 1:26).
La gente
descrita en Proverbios capítulo 1 hicieron una elección, pero no hicieron la
elección correcta. Ellos no escogieron la vida y la bendición. “Por cuanto aborrecieron la ______________, y no _________________ el temor de Jehová” (Proverbios 1:29).
Dios dijo, “¿Quieren TEMERME y RESPETARME y HONRARME por lo que YO SOY?” Su
respuesta: “¡NO! No queremos.” Hicieron su elección. Fue la elección
incorrecta. Fue una mala elección. Los llevó en la dirección equivocada y por
el mal camino. Los llevará a mal destino. Deben vivir con las terribles
consecuencias de su elección: “Comerán del fruto de su camino, y serán
hastiados de sus propios consejos” (Proverbios 1:31). Aquí tenemos nuevamente
un contraste con el Salmo 81. En el Salmo 81 Dios les dijo con lo que ÉL habría
querido y podido alimentarlos y llenarlos (v.31). Pero en Proverbios 1 Dios les
dice lo que ellos comerán y con lo que serán llenados (v.31). El Salmo 81
describe lo que ellos se perdieron; Proverbios 1 describe lo que recibieron. El
Salmo 81 habla de las cosas buenas de Dios que perdieron; Proverbios 1 habla de
las terribles cosas “propias” que encontraron.
¿Qué de
mí? ¿Cuál será mi elección? ¿A quién escucharé? ¿Seré como ellos? ¿Me perderé
también las cosas buenas de Dios? ¿Haré también una elección que resultará en calamidad
y temor y destrucción y miseria y angustia? Puedo, pero no tengo. La elección
es mía y Dios ya me ha dicho lo que ÉL quiere que escoja. “ESCOJE LA
VIDA”—Deuteronomio 30:19.
En el
Salmo 119:30 leemos sobre un hombre que hizo la elección correcta y que tomó la
decisión correcta. El clama con mucha convicción, “ESCOGÍ EL CAMINO DE LA
VERDAD.” Escogió el camino de Dios, el camino de la sabiduría, el camino de la
verdad. El escogió la verdad de Dios y él escogió al Dios de la verdad.
Considera también lo que dijo este hombre en Salmo 119:173—“Esté tu mano pronta
a socorrerme, porque TUS MANDAMIENTOS HE ESCOGIDO. He deseado Tu salvación, oh
Jehová, y Tu ley es mi delicia” (versículos 173-174). El escogió el CAMINO DE
DIOS (v.30) y él escogió la PALABRA DE DIOS (v.173). El escogió ir por el
camino de Dios y atender a la Palabra de Dios. Hizo del camino de Dios su
camino e hizo de la Palabra de Dios su Libro. ¿He hecho yo esto? Este es un
hombre que abrió bien su boca para que Dios la llenara. Este es un hombre que
escogió el temor de Dios. Este es un hombre que dijo, “Quiero lo que Dios tiene
para mí. De veras, quiero todo lo que Dios tiene para mí. No quiero perderme
nada de eso.” Proverbios habla de la persona que AMA y ABRAZA la sabiduría (ver
por ejemplo Proverbios 4:6 “ÁMALA” y Proverbios 4:8 “ABRÁZALA”). Aquí, en el
Salmo 119, encontramos a una persona así. Encontramos a un hombre que a
escogido el camino de la verdad y la palabra de verdad. ¿Qué elección has hecho
tú? La decisión que has tomado ¿es la
firme? ¿Es la final?
Josué tomó
una firme y final decisión como se ve en Josué 24:15. El dijo a los israelitas
de su día, “E_________________ HOY A
QUIÉN SIRVÁIS.” Ellos tenían que elegir a cuales ídolos y falsos dioses querían
servir (lee con cuidado el v.15). Cualquier elección de servir a falsos dioses,
no importa cuales sean esos falsos dioses, es una mala elección. Josué ya había
hecho su elección y no tenía nada que ver con falsos dioses que no son dioses
en absoluto: “PERO YO Y MI CASA SERVIREMOS A ________________.” En otras
palabras, “Yo he escogido (firme y decididamente) servir a Jehová.”
En Juan
capítulo 6 muchos de los discípulos del Señor se volvieron atrás y ya no
andaban con ÉL (ver Juan 6:66). Los doce discípulos tenían que tomar una decisión.
¿Querían continuar siguiendo al Señor o no? Jesús les dijo, “¿Queréis acaso
iros también vosotros?” Pedro dio una sensata y razonable respuesta: “Señor, ¿a
quién iremos? TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA.”
Es
provechoso para cada uno de nosotros meditar en esto. ¿A qué otra parte puedo
ir para encontrar sabiduría y para encontrar verdad? Si voy a una librería,
¿qué libro puedo encontrar que me puede hacer realmente sabio? ¿Qué libros me
pueden dar PALABRAS DE VIDA ETERNA? ¿Shakespeare? ¿Una enciclopedia? ¿A qué
PERSONA puedo acudir para encontrar sabiduría? ¿A qué persona escojo? ¿Voy
donde mi amigo? ¿Voy donde mi profesor de inglés o donde algún otro profesor?
¿Tengo yo
las respuestas? ¿Soy yo la fuente de sabiduría? ¿Cuán sabio soy? ¿Cuánto es lo
que se? ¿Por qué medios pretendo llegar a ser sabio? ¿Mediante libros? ¿Por la
televisión? ¿Por el colegio y la educación? ¿Por conversar con amigos? ¿Qué
sucede si no “caigo en la cuenta”? ¿Qué sucede si no me hago sabio? ¿Cuáles son
las consecuencias de no tener sabiduría? ¿Dónde encuentro sabiduría? ¿LA
ENCUENTRO EN LA CALLE O LA ENCUENTRO EN LAS ESCRITURAS?
Hay solo
UNA PERSONA que es la fuente de sabiduría, y nadie más. Pedro dijo, “¿A quién
iremos?” (Juan 6:68—implicando que no hay nadie más). Es solamente en el Señor
Jesucristo que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento (ver Colosenses 2:3). Si yo rechazo a Jesucristo, entonces estoy
rechazando la Fuente de la sabiduría y el TESORO nunca podrá ser mío.
Hay solo
UN LIBRO que contiene la sabiduría que necesito, y no hay otro. Pedro dijo, “Tú
tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). Nadie más tiene estas palabras;
solo Dios las tiene. La Palabra de Dios es el único lugar en donde
encontraremos las palabras de Dios. No busques en otra parte. El hombre que
tiene verdadera sabiduría es un hombre de la Biblia. Ningún hombre que rechaza
el mensaje de la Biblia es sabio. El libro de Proverbios dice, “Toda palabra de
Dios es limpia (pura): ÉL es escudo a los que en ÉL esperan” (Proverbios 30:5).
¿En la palabra de quién estoy confiando? El Señor Jesús es “el camino” y “la
verdad” (Juan 14:6). ¿He escogido el camino de la verdad? ¿He escogido el temor
de Jehová? Proverbios comienza con este mensaje: “EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA
ES EL TEMOR DE JEHOVÁ” (Proverbios 1:7). Este mensaje es repetido en la mitad
del libro: “EL TEMOR DE JEHOVÁ ES EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA, y el
conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (ver Proverbios 9:10). El libro
de Proverbios termina dándonos el ejemplo de una mujer que teme al Señor (ver
Proverbios 31:30). El libro de Proverbios también comienza mostrándonos la
tragedia de quienes no escogen el temor del Señor (ver Proverbios 1:29). ¿He
escogido dar a Dios el respeto y la reverencia que Él merece en vista de QUIÉN
ES ÉL?
Finalmente,
para concluir nuestro estudio, consideremos tres preguntas finales:
1)
¿QUÉ CLASE DE HAMBRE TENGO?
“Gustad,
y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en ÉL”
(Salmo
34:8).
“Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados
(Mateo 5:6).
“Como el
ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios,
el alma
mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” (Salmo 42:1-2).
2) ¿QUÉ CLASE DE BUSCADOR SOY?
“Y me
buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis con todo vuestro corazón.
Y seré
hallado por vosotros, dice Jehová” (Jeremías 29:13-14).
“Para que
busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle,
aunque ciertamente
no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27).
“Dios es
galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
3) ¿QUÉ CLASE DE DESEOS TENGO?
“Desead la
leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para
salvación”
(1 Pedro 2:2).
“Si
quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis
rebeldes,
seréis consumidos a espada, porque la boca de Jehová lo ha dicho”
(Isaías
1:10-20).
“El que
quiera hacer la voluntad de Dios (si alguien desea hacer Su voluntad, si
alguien
está dispuesto a hacer Su voluntad), CONOCERÁ…” (Juan 7:17).
BIENAVENTURADO EL HOMBRE QUE ESCUCHA LA
SABIDURÍA (Proverbios 8:34)
Y QUE HALLA SABIDURÍA (Proverbios 8:35).
DEFRAUDA SU ALMA EL QUE PECA
CONTRA LA SABIDURÍA (Proverbios 8:36)
IGNORANDO Y RECHAZANDO AL DIOS DE TODA SABIDURÍA. ¿Qué clase de persona soy yo?
¿He escogido el camino de la sabiduría? ¿He encontrado al Dios de la sabiduría?
“EL QUE ME HALLE, HALLARÁ LA VIDA” (Proverbios 8:35). “El que tiene al Hijo
tiene la vida” (1 Juan 5:12).